Los asesinos nunca verán ballenas

El mundo del cómic no ha indagado sobre lo que ocurrió en España durante décadas alrededor del terrorismo de la banda asesina ETA. No sirvió de nada matar, mutilar, destrozar vidas. Ni ETA ni los GAL pueden enorgullecer a nadie

06 ene 2019 / 16:38 h - Actualizado: 06 ene 2019 / 16:54 h.
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  • Dos viñetas del cómic ‘He visto ballenas’. / El Correo
    Dos viñetas del cómic ‘He visto ballenas’. / El Correo

Sobre los asesinatos que cometieron los etarras, sobre los crímenes de Estado concentrados en lo que fueron los GAL, sobre las víctimas de ese auténtico desastre que se llamó, por parte de algunos, problema vasco cuando lo que estaba sucediendo era una matanza de personas inocentes de forma absurda e injustificada, se ha escrito poco. Desde luego, el mundo del cómic se ha mantenido al margen de ese tabú. El trabajo de Javier de Isusi es de las poquísimas cosas que se pueden encontrar publicadas.

He visto ballenas es la historia de tres personajes que se vieron envueltos en la muerte, en la violencia y en la estupidez (al final, todo era una estupidez) que generó la banda terrorista ETA y agravó el Gobierno de España creando un grupo criminal chapucero a más no poder. El autor trata de no juzgar tomando distancia, de dejarnos una historia sobre personas que se encuentran en distintas ocasiones y de formas distintas. Son Josu (asesino etarra que está encarcelado y ha optado por la Vía Nanclares); Emmanuel (sicario que formó parte de los GAL y que se arrepiente al hacer balance de lo que ha sido su vida); y Antón (vicario de la Diócesis de Bilbao que perdió a su padre en un atentado, alguien le descerrajó un tiro en la nuca; Antón tiene cuentas pendientes representadas, en el cómic, por los sueños que nos cuenta Javier de Isusi).

Los asesinos nunca verán ballenas
Portada de ‘He visto ballenas’. / El Correo

El tebeo se soporta sobre un dibujo sencillo y muy expresivo. Lápiz y acuarela para el color. Abundan las miradas (Isusi insiste, una y otra vez, en fijar la idea de poder ver cosas distintas en la misma situación dependiendo de la mirada que se ejerce; insistencia que queda rara cuando se habla de atentados, de muertes terribles, de prisiones... ¿Qué alternativas hay si se trata de un tiro en la nuca?); abundan el azul y el amarillo, en tonos suaves, colores que crean un clima tranquilo aunque desasosegante. Las viñetas más grises son las que nos trasladan a otro momento a través de un recuerdo.

Al final del libro, como colofón, encontramos un cuento de Maialen Albizuri, La guerra de las estatuas, texto precioso que complementa muy bien la historia narrada por Isusi.

El diálogo, los errores de las personas, el olvido, el perdón, o la ignorancia que nos hace tomar posiciones equivocadas, son algunos de los vehículos con los que los personajes de He visto ballenas van avanzando. El título viene de un momento en el que Antón, mientras rema junto a Josu, ve ballenas cerca del bote. Josu es incapaz de ver a los cetáceos. Y esa ceguera será una constante en la vida del etarra. También de Emmanuel.

Este es un tebeo que muestra una forma distinta de entender uno de los capítulos más atroces, despiadados y estúpidos (que sí, que sí, que todo se reduce a una estupidez inútil) de la historia española reciente.