Quizás me quede mañana

Entretenida novela de Lorenzo Marone en la que su protagonista, los personajes secundarios y Nápoles (un personaje más) trazan líneas finas con las que podemos imaginar un universo en el que la vida te permite ser lo que decidas, a pesar de todo

28 oct 2017 / 08:45 h - Actualizado: 22 oct 2017 / 19:09 h.
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  • Portada de ‘Quizás me quede mañana’. / El Correo
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  • Lorenzo Marone. / El Correo
    Lorenzo Marone. / El Correo

Lorenzo Marone es un autor que maneja muy bien los tiempos y los tempos narrativos. Sabe lo que quiere contar y conoce bien cómo funciona el acelerador de una trama. Por supuesto, también el freno, que no duda en utilizar cuando la acción pide un grado de reflexión por parte de los personajes que no pueden tener sin detenerse antes y sentirse ajenos a lo que sucede en su universo.

Quizás me quede mañana es una novela muy accesible, un libro que puede funcionar más que bien entre cualquier tipo de lector. Si bien no se trata de un relato en el que la expresividad se imponga o el que las imágenes sean de una potencia portentosa (apenas se encuentran a lo largo de las más de 360 páginas que mide la novela), si bien en la obra de Marone lo que manda es la acción, el autor logra construir un personaje muy interesante que se acompaña por unos secundarios que van ayudando a crecer a Luce (así se llama la protagonista).

Marone busca, desde un lenguaje cercano y perfectamente inteligible, reflexiones con las que Luce logra marcar los límites necesarios para que una mujer en un entorno difícil, sea capaz de sobrevivir. Se salpica el texto con ideas que serán del agrado de un lector medio, porque sin grandes filosofías, Marone logra ordenar eso que piensa cualquiera y se siente agradecido al descubrir que alguien ha logrado dejar claras esas cosas tantas veces pensadas y que no han sido colocadas en el lugar exacto por el lector en su día a día.

Dicho esto, hay que añadir que Quizás me quede mañana es un relato en el que los tonos y los alientos utilizados para construir a algunos de los personajes, no son los más adecuados. Por ejemplo, Kevin, el niño que nos arrastra hasta esa zona personal que Luce quiere mantener casi oculta para evitar sufrimientos inútiles y que tienen que ver con la entrega y el amor puro, ‘habla’ como un adulto, al menos como un niño bastante mayor. Marone no se acuerda de cambiar el registro cuando centra el foco en un personaje u otro. La narradora es Luce y todos parecen ‘hablar’ como ella. Este defecto no es menor. Aunque un lector medio no lo aprecie o no quiera considerarlo como problema, lo cierto es que rechina fuertemente. La única forma de hacer algo así es utilizar un narrador no identificado que tiña su propia voz con la del personaje, es decir, un narrador complejo. Y no es el caso.

Por otra parte, Marone se traiciona en el tramo final de la narración. En realidad, da la espalda a su personaje principal, Luce, y todo lo que hemos ido viviendo con ella (que nos gusta porque es una mujer con carácter, con valor como para no dejarse arrasar ni por nada ni por nadie) se viene abajo porque es ella misma la que destruye su propio yo. Esos finales felices y almibarados deberían estar prohibidos en casos como este.

En cualquier caso, Quizás me quede mañana es una novela muy agradable y a la que se puede acercar cualquier tipo de lector. Se enamorarán de Luce, de Nápoles, de una familia que se construye con materiales que sólo se pueden encontrar en el centro de un desastre convertido en una oportunidad. Se lee con agrado y, al final, existe un tipo de literatura que debe valorarse dependiendo de su capacidad para hacer pasar un buen rato a los lectores. La editora, Harper Collins Iberica, sigue construyendo un buen catálogo para el público que busca en la literatura un rato de diversión. Y eso está más que bien.

Calificación: Entretenida.

Tipo de lectura: Muy agradable. Ligera.

Tipo de lector: El que busca diversión al leer.

Argumento: La vida es tan maravillosa como seas capaz de imaginarla. Encontrar en la realidad lo imaginado es posible aunque cuesta muchas fatigas.

Personajes: Entrañables.

¿Dónde puede leerse?: En los Quartieri Spagnoli de Nápoles.