La historia del vuelo del príncipe de Cazorla

El Centro de Cría de Quebrantahuesos, en el corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, culmina una exitosa temporada con el nacimiento de siete pollos

Ricardo Gamaza RicardoGamaza /
04 nov 2017 / 23:25 h - Actualizado: 04 nov 2017 / 23:28 h.
"Ecoperiodismo"
  • El centro de cría está a 1.300 metros de altura en el paraje conocido como nava de San Pedro. / Efe
    El centro de cría está a 1.300 metros de altura en el paraje conocido como nava de San Pedro. / Efe

A casi 1.300 metros de altitud, en el paraje conocido como Nava de San Pedro, en pleno corazón del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas, se halla un espacio dedicado a devolver al cielo andaluz uno de sus emblemas: el quebrantahuesos, de nombre científico Gypaetus barbatus, que significa literalmente «buitre barbado». Este príncipe alado, contaba en el siglo XIX con una amplia población distribuida por Andalucía, pero acabó desapareciendo por el uso ilegal de venenos. El quebrantahuesos se declaró extinguido en Andalucía en 1986.

Apenas dos años después, desde las cumbres de la sierra de Cazorla, el último bastión de los quebrantahuesos andaluces, la Junta de Andalucía inició los primeros trabajos para evaluar la viabilidad de un futuro proyecto de reintroducción. En 1991, investigadores de la Estación Biológica de Doñana (EBD) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas concluyeron que el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en Jaén, reunía las condiciones adecuadas para albergar hasta quince parejas reproductoras.

Este primer estudio aconsejaba, además, extender la reintroducción a otras sierras sobre la base de la experiencia obtenida en los Alpes. De acuerdo con la Guía para Reintroducciones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), al margen de la dificultad para conseguir ejemplares que liberar y para determinar los lugares idóneos para hacerlo, en este primer estadio del proyecto andaluz, las cuestiones más problemáticas para la puesta en marcha del programa fueron dos: saber que la condición taxonómica de las aves disponibles para la reintroducción no suponía un peligro en términos genéticos para las poblaciones naturales supervivientes certificar que las causas que provocaron la extinción se habían reducido hasta niveles «aceptables».

En 1995, la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el CSIC firmaron un convenio para aclarar la clasificación taxonómica intraespecífica de Gypaetus. Los resultados de estos estudios genéticos realizados por la EBD supusieron una gran contribución para la conservación de la especie, ya que quedó científicamente demostrado que las poblaciones existentes de la subespecie Gypaetus barbatus barbatus de Pirineos y Asia central «no mostraban diferencias relevantes ni a nivel ecológico, ni morfológico, ni en cuanto a su hábitat o comportamiento», según figura en los citados informes.

Con esa evidencia científica, el nuevo objetivo se centró en obtener cesiones de ejemplares reproductivos para Andalucía. Tras localizar los lugares idóneos para la suelta de los nuevos ejemplares, el 13 de mayo de 2006, Tono, Faust y Libertad se convirtieron en los tres primeros quebrantahuesos que volvieron a volar en los cielos andaluces. Habían pasado dos décadas sin que el príncipe de los cielos planease sobre el territorio andaluz.

Ahora, la nueva temporada de cría (2016-2017) ha finalizado con 14 huevos y 7 pollos nacidos, todos ellos vivos. Ha sido la vigesimoprimera temporada reproductora en el centro de cría de Cazorla. La emoción de las eclosiones de los huevos en el laboratorio comenzó el pasado 28 de enero cuando nació la primera cría de la pareja formada por el macho Joseph y la hembra Keno. Y el séptimo nació el seis de marzo, hijo de la pareja Borosa y Toba.

Las dos hectáreas sobre las que se levantan las instalaciones del centro de cría del quebrantahuesos son una fortaleza creada en torno a seis zonas de gestión formadas por un recinto de quebrantahuesos cautivos. En estas zonas hay un total de 20 jaulas, una zona de alimoches en cautividad con seis jaulas más; una jaula de cuarentena, aislada de los dos recintos anteriores; un área de preparación del alimento con sala de despiece y arcones de congelación para su reserva; almacén y vivienda con laboratorio-sala de videograbación. Todo un enclave pensado y diseñado para devolver a la naturaleza lo que el veneno ilegal acabó erradicando.

Desde 1996, cuando empezó a funcionar este centro, el mantenimiento de las instalaciones y las tareas de la reproducción y cría en cautividad ocupa a un equipo humano formado por un director técnico y cuatro auxiliares que trabajan 24 horas al día los 365 días al año. Una dedicación exclusiva y total que ha permitido que 21 años después de su puesta en funcionamiento, el centro haya registrado 77 nacimientos de pollos de quebrantahuesos, de los que 68 lograron izar el vuelo.

El primero, Andalucía, nacido el 27 de febrero de 2002, y el más reciente, nacido el pasado 6 de marzo de 2017. El Centro de Cría de Quebrantahuesos inició su actividad con dos ejemplares jóvenes: el macho Joseph, procedente del Zoo de Dresde (Alemania) y la hembra Zumeta, del zoo de la Garenne (Francia). Cuatro años después de su llegada se produjo el primer gran éxito del programa de reproducción y cría en cautividad. Andalucía nació a las 7,15 h de la mañana del 27 de febrero y pesó al nacer 152 gramos; fue criado por Joseph y en agosto de ese mismo año el pollo se retiró a la jaula de los jóvenes junto con Salvia y Kazajo. En la actualidad Andalucía y Salvia constituyen una de las siete parejas reproductoras del centro de cría.

El nacimiento de Andalucía representó un hito para el centro de cría de quebrantahuesos de Cazorla y para el Programa de Reintroducción del Quebrantahuesos en Andalucía. A finales de la década de los 80 se avistó el último ejemplar en territorio andaluz y el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas se convirtió, el mismo año de su declaración como tal, en el último refugio de la especie en la comunidad autónoma. Así, el nacimiento del primer pollo de quebrantahuesos nacido en cautividad en Andalucía, representó la esperanza para el programa de recuperación y conservación de la especie.

ASÍ SE REINTRODUCE

El sistema empleado para la reintroducción de los ejemplares de quebrantahuesos es la llamada cría campestre o hacking a partir de pollos volantones procedentes de cautividad del Programa Europeo de Especies Amenazadas (EEP). El hacking es una técnica originalmente utilizada en cetrería que aprovecha el instinto filopátrico de la especie para conseguir que el ejemplar liberado asimile el área de la suelta como su lugar de nacimiento y, por tanto, regrese a ella para asentarse y reproducirse. Esta técnica se ha usado en multitud de proyectos de reintroducción de rapaces y se ha demostrado muy eficaz en la reintroducción del quebrantahuesos en los Alpes.

En el caso del quebrantahuesos, los pollos son liberados en cuevas ubicadas en acantilados rocosos cuando tienen entre 85 y 95 días, en grupos de dos o tres ejemplares. Con esta edad, los individuos ya han alcanzado un tamaño y un peso cercano al de un ejemplar adulto y son capaces de termorregularse y alimentarse por sí mismos, pero todavía no pueden volar.

Vigilados durante todas las horas de luz y suministrándoles alimento por medio de unos tubos instalados con acceso desde el exterior para evitar todo contacto humano, los pollos terminan su desarrollo en la cueva de hacking. Al ser la media de edad en el primer vuelo de 118 días, los ejemplares permanecen de media en la cueva entre 23 y 33 días antes de emprender el vuelo por primera vez. Paulatinamente, los pollos van lanzándose en sus primeros ejercicios de vuelo y se alejan más tiempo del nido. Desde finales de agosto y hasta noviembre de cada año se pone en marcha un programa de alimentación suplementaria para los ejemplares recién liberados, realizando aportes controlados en función de los movimientos de las aves. Una vez terminado el periodo de crianza, el seguimiento de los ejemplares liberados resulta fundamental para conocer sus principales áreas de campeo, dormideros, áreas de alimentación y movimientos entre distintas zonas al objeto de poder controlar posibles amenazas.

Los jóvenes quebrantahuesos, antes de ser liberados, son equipados con transmisores GPS que se recargan con placas solares, anillados y posteriormente sometidos a decoloración de plumas, para poder realizar un seguimiento de los ejemplares liberados. ~