Cultura

María Graciani m_graciani /
22 sep 2018 / 19:40 h - Actualizado: 22 sep 2018 / 19:43 h.

El concepto cultura viene del latín cultura y significa cultivar. ¿Qué se cultiva en el singular huerto de la cultura? Se cultivan conocimientos y se cultivan costumbres, en definitiva, se cultiva la lumbre del criterio y del juicio humano, intangibles que consiguen que, a la excelencia, le demos la mano.

Si el cultivo ha prosperado, disfrutarás del exquisito buen juicio parejo a la actitud de servicio que, a cada paso dado, genera beneficio tanto en la vida personal como en el oficio. La cultura proporciona libertad, porque mientras más se fomente el buen criterio, más lejos nos encontraremos del peor de los cementerios: el cementerio de la ignorancia, donde yacen oportunidades y esperanzas que, por no haber sido cultivadas, acabaron siendo parte de la nada; la libertad es hija de la cultura porque esta le dio de mamar la leche del buen entendimiento (a base de cultivar juicio y conocimientos) y esto desemboca en la imprescindible capacidad de discernimiento, llevando el buen discernir al buen vivir, ya que de la calidad de las elecciones dependen la evolución del hombre y de sus aspiraciones.

Ya lo decía Miguel de Unamuno: «Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe... Sólo la cultura da libertad... No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura». Dueño de su hora presente y de la futura es un pueblo con cultura; un pueblo culto vuela alto y aprecia sus alas y su pico, pero también sus patas, sus ojos, sus garras y cada una de sus plumas porque la cultura le hace ser consciente de que sin ojos, pico, patas, garras y plumas, las alas no tendrían mucha fortuna (más bien, ninguna).

La cultura cohesiona y forja comunidad, lo mismo sucede en la vida empresarial. Cuando te sientas ¿dónde lo haces? Lo normal, es que lo hagas sobre el «CULO»; del mismo modo, el cuerpo de la empresa siempre va a reposar sobre la CULtura Organizacional y ¿si la compañía no tiene posaderas? ¡El batacazo será de primera! Porque cuando el cuerpo empresarial se ve obligado siempre a estar de pie porque no se puede sentar, pronto sin aliento y sin memoria se va a quedar (la memoria es el tesoro de la CULtura Organizacional).

En su artículo ¿Qué mantiene unida a la empresa moderna?, publicado en la Harvard Business Review en Diciembre de 1996, el catedrático de conducta empresarial, Rob Goffe y el investigador, Gareth Jones afirman: «Cultura es comunidad. Es el resultado de la forma en que las personas se relacionan unas con otras. Las comunidades existen en el trabajo del mismo modo que existen fuera del ámbito de los negocios... La empresas se basan en modelos de interacción social... Una cultura se puede entender mejor si se analiza a través de las lentes de la sociología, las cuales clasifican a las comunidades según dos dimensiones de las relaciones humanas: sociabilidad y solidaridad». En función de estas dos dimensiones los autores establecen cuatro tipos de CULtura Organizacional:

–Conectada: caracterizada por un alto nivel de sociabilidad y bajo de solidaridad.

–Mercenaria: alto nivel de solidaridad y bajo de sociabilidad.

–Fragmentada: bajos niveles de sociabilidad y solidaridad.

–Comunal: definida por altos niveles de sociabilidad y solidaridad.

Si bien Gareth y Jones afirmaban que cada cultura es apropiada para un determinado entorno empresarial, en la circunstancia actual la cultura más beneficiosa para nuestra sociedad sería la comunal, pues se hace necesaria la presencia de altos niveles de sociabilidad y solidaridad. Renunciar a cualquiera de las dos sería como preguntar: «¿Qué nalga del CULO aprecias más?», a todas luces, la mejor opción para que el cuerpo empresarial se sienta seguro, pueda descansar y genere una nueva memoria es contar con los dos sólidos apoyos que definirán su trayectoria.

Comentaba la escritora Simone de Beauvoir que «la incultura es una situación que encierra al hombre tan herméticamente como una cárcel» y, por ende, también a su organización. Si no quieres que tu empresa quede presa en esta cárcel intangible (sin la cultura, salir de ella sería misión imposible), haz que tu negocio sea culto, de tus responsabilidades no escurras el bulto y así te evitarás muchos sustos. Conclusión: sociabilidad, solidaridad, juicio y criterio desde la panadería hasta los Ministerios.