Deshollinar, esa maravilla

Con los tres días de funciones del clásico victoriano de Britten cierra por este mes en el Maestranza el ciclo de Ópera para familias

27 dic 2015 / 11:29 h - Actualizado: 27 dic 2015 / 11:30 h.
"Ópera"
  • Ensayo general de ‘El pequeño deshollinador’, anoche en el Teatro de la Maestranza. / Manuel Gómez
    Ensayo general de ‘El pequeño deshollinador’, anoche en el Teatro de la Maestranza. / Manuel Gómez

Una de las habituales grandes ideas del Teatro de la Maestranza, su ciclo Ópera para familias, finaliza por este año con tres días de funciones destinadas, como bien señala el lema, tanto para niños como para mayores. En esta ocasión se recupera este clásico infantil de Britten, El pequeño deshollinador, para poner broche final al mes de diciembre. Las funciones tendrán lugar en dicho recinto desde hoy hasta pasado mañana, a las 18 horas.

Aunque se trata de un texto victoriano, se ha adaptado a nuestros días. En él se narra el encuentro de Sam, un niño de ocho años vendido por su padre, con un grupo de escolares que viven en un internado al final del curso.

Todo comienza cuando Bob y Clem, padre e hijo, los compradores de Sam, lo llevan obligado a que limpie los tubos de las chimeneas del colegio bajo las órdenes de la directora de este. Sam, defendido por la Srta. Rowan, institutriz de los escolares, a la que no le hacen caso, es introducido, entre llantos, en el tiro de la chimenea para comenzar su trabajo. Una vez que la habitación está sola y Sam en el tubo, entran los escolares jugando al escondite, entonces el pequeño deshollinador pide auxilio para que le ayuden a salir, y después de varios esfuerzos de los niños, tirando de la cuerda a la que Sam está unido, logran desatascarlo del tubo y tras su sorpresa toman la decisión de salvarlo de sus dueños, para lo que se inventan un truco que hace creer a todo el mundo que ha huido por la ventana, cuando en realidad lo han escondido en el armario.

Todo esto dará pie a una serie de divertidas aventuras con final feliz, como cabe esperar. El carácter social del argumento –la explotación infantil y la solidaridad– remarca su condición de obra muy didáctica y dibuja a los personajes como arquetipos del bien y del mal. Benjamin Britten, inspirándose en un caso real, compuso esta obra en 1949. El pequeño deshollinador fue la desembocadura de un proyecto mucho más amplio, ¡Hagamos una ópera!, concebido por Britten para divulgar el género lírico entre el público infantil.

Producción del Teatro de la Maestranza del 2001, El pequeño deshollinador, con dirección musical de Manuel Busto y dirección de escena del dramaturgo Juan Dolores Caballero (Teatro del Velador), cuenta con las voces de jóvenes cantantes españoles como Leonor Bonilla y Manuel de Diego.