El Niño Ricardo irá de peña en peña flamenca de Sevilla

Si hoy solo se habla de Paco de Lucía, entonces solo se hablaba de Ricardo

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
27 oct 2017 / 09:46 h - Actualizado: 27 oct 2017 / 09:46 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  • Una de las pocas fotografías que se conservan del Niño Ricardo. / El Correo
    Una de las pocas fotografías que se conservan del Niño Ricardo. / El Correo

La Federación Provincial de Entidades Flamencas de Sevilla organizará un ciclo para llevar de peña en peña la memoria y la obra de uno de los guitarristas más importantes que ha dado Sevilla, el Niño Ricardo, creador de una de las escuelas más importantes de la guitarra flamenca, de la que bebió el mismísimo Paco de Lucía en sus primeros años, antes de que descubriera a Sabicas y las posibilidades que el navarro ponía a su disposición.

Como la historia del flamenco en Sevilla está por contarse, la de la guitarra es muy desconocida. Se habla siempre de la escuela de Ricardo como la de Sevilla, pero Ricardo nació en 1904, y antes de que viniera al mundo, Sevilla ya tenía una escuela de guitarra muy importante. De guitarra y de guitarreros, que son los que construyen las guitarras, no los guitarristas.

¿Se escribirá alguna vez la historia de los guitarreros sevillanos, ocupándose también de uno que no lo era, el gran Torres, de Almería, quien se casó y tuvo hijos en nuestra ciudad? Decir Torres, en la guitarra española, es decirlo todo. Pues este gran maestro vivió algún tiempo en Sevilla, donde vino a aprender porque la capital andaluza era el lugar más indicado.

El mejor guitarrista que nació en Sevilla, en el XIX, se llamó Antonio Pérez Galindo y era conocido como el Maestro Pérez. Nacido en 1839 en el barrio de la Feria, ocho años después de Silverio Franconetti, de quien fue guitarrista, este artista fue de los pioneros y creó una verdadera escuela de guitarra, con su hijo Juan Antonio y luego su nieto, el Niño Pérez, con el que acabó la saga, que fue guitarrista de Manuel Vallejo, entre otros intérpretes del cante.

Con el Maestro Pérez todavía vivo, llegó a Sevilla el célebre Paco el Barbero, sanluqueño, quien tuvo un tabanco en la céntrica calle Plata y una academia en San Esteban. Más tarde llegarían el jerezano Antonio Sol, el cordobés Antonio Moreno, el onubense Manolo de Huelva y los también jerezanos Javier Molina y Currito el de la Jeroma, quienes influyeron en un niño carbonero que quería ser guitarrista, Manuel Serrapí Sánchez, conocido por el Niño de Ricardo.

Por tanto, la escuela sevillana es algo más que Ricardo, aunque es cierto que él fue quien recogió todo ese legado y supo construir un estilo muy sevillano, primero en la faceta de acompañamiento y luego como concertista. Lo mismo que hoy los guitarristas solo hablan de Paco de Lucía, hace ochenta o noventa años solo se hablaba de Ricardo, a pesar de que existían genios como Ramón Montoya, Sabicas o el citado Javier Molina.

Ricardo grabó con todas las primeras figuras del cante, con artistas como la Niña de los Peines y su hermano Tomás, Pepe Pinto y el Carbonero, Manolo Caracol, Antonio Mairena, Lebrijano y Morente. Estuvo cuarenta años grabando con las primeras voces, desde los años veinte hasta los sesenta del pasado siglo, y durante todos esos años evolucionó de tal manera que creó no solo un estilo, sino varios, revisando constantemente los mecanismos de acompañamiento de los distintos palos, dejando su esencia en las bulerías y los fandangos.

La Bienal debería rendirle un gran homenaje al Niño Ricardo, pero mientras eso llega las peñas van a disfrutar de muy buenos artistas del toque que van a recordar a tan importante guitarrista y compositor.