El proyecto estrella del mandato del alcalde Juan Espadas en materia cultural, la apertura de la antigua Real Fábrica de Artillería como acelerador de la creatividad sevillana, promotor de cooperación y espacio útil para usarlo en la programación, está a cuatro meses de dejar de ser una utopía. El concejal delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, anunció ayer que el lugar empezará a funcionar a finales de enero próximo. Algo más tarde de lo que se pensaba, porque «se habló de empezar en el último trimestre de este año», admitió el concejal, pero los plazos impuestos por los procedimientos administrativos, que son «muy garantistas», han retranqueado ese horizonte previsto hasta comienzos del año que viene. De hecho, «ya hay una programación para comenzar».

Será, dijo Muñoz, «un espacio ecléctico» donde cabrá de todo, pero cuya misión principal será la de servir de incubadora cultural, de lugar de investigación, de foco de una actividad que va más allá de la exhibición, dijo. No será a imagen y semejanza del madrileño Matadero, cuya distribución física compartimentada permite configurarlo de otro modo distinto a lo de esta antigua Fábrica de Artillería, «donde hay una continuidad de las naves», pero sí tendrá «algo de ese ADN». Del Matadero y de otros sitios que también se han estudiado, como El 104 de París, el reputado centro de cooperación cultural. «Queremos que sea una fábrica cultural, donde haya producción, donde vayan las compañías residentes, y que haya siempre gente trabajando en materia cultural, más allá de la programación», comentó.

Muñoz parecía ayer muy satisfecho del resultado de los trabajos de recuperación de este edificio histórico de la ciudad que estaba perdido para cualquier función, pero eso sí, precisó que los trabajos se han acometido sin tirar la casa por la ventana, ni falta que hacía: «Ni hemos puesto estuco veneciano ni mármol de Carrara, sino que lo hemos dejado como era». Para ello, como advirtió el responsable municipal de la cultura sevillana, «ha habido desde el inicio del mandato una inversión de más de un millón de euros para consolidar una parte de ese espacio. Es precisamente la zona que proponemos poner en carga a partir de 2018». Aún no está todo resuelto: falta incorporar el suministro eléctrico, tecnológico, baños, suelo, seguridad... pero «todos esos contratos están en marcha».

La noticia, ofrecida por el delegado Muñoz durante la presentación ayer de la temporada del Espacio Turina, no incluía –porque todavía no está resuelto ese particular– cómo se va a gestionar. En principio, parece ser que hará falta apoyo externo, que no quiere decir privatización, según el concejal. «Lucharemos por tener una dirección asociada, una plaza asociada a ese equipamiento, que sería lo lógico y es lo que vamos a plantear. Esa será la primera opción. Si eso no puede ser, pues no tendremos más remedio que recurrir a un programador que haga la programación. Pero hasta que no se elimine la Ley de Techo de Gasto, la Ley Montoro y demás... parecemos a veces muy reiterativos con este tema, pero es que es una losa».

Por lo pronto, las obras de consolidación terminaron hace «unas semanas». Y la idea es que pueda tanto acoger exposiciones como ser sede para actividades de festivales ya existentes, caso de la Bienal de Flamenco y el Festival de Música Antigua (Femás), entre otros, además de lo ya dicho: convertirlo en un sitio para la creación.

El edificio, de 35.000 metros cuadrados de superficie, ha sido sometido a proyectos parciales de conservación para salvarlo de su deterioro. Data del siglo XVI, fue cedido por el Ministerio de Defensa al Ayuntamiento de Sevilla y declarado Bien de Interés Cultural que en 2010.