Llamémoslo revelación

John Axelrod tardó 12 años en hacer caso a su maestro Leonard Bernstein y ser director de orquesta. Ahora rinde homenaje en Sevilla a su ilustre mentor

16 ene 2018 / 19:58 h - Actualizado: 16 ene 2018 / 20:24 h.
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  • La traductora Concha Ortiz, el maestro John Axelrod y los profesores de la Hispalense, Ángel Justo y Lucía Pérez. / Jesús Barrera
    La traductora Concha Ortiz, el maestro John Axelrod y los profesores de la Hispalense, Ángel Justo y Lucía Pérez. / Jesús Barrera

«Toda la obra de Leonard Bernstein (1918-1990) la siento muy cercana. Su espiritualidad y su forma de entender la música me han influido muchísimo. Una vez él se dirigió a mi madre para decirle que yo debía ser director de orquesta porque me gustaba la gente; y el instrumento de un director es ese justamente, las personas, los músicos que se expresan a través de sus instrumentos. Pero yo entonces, que tenía 16 años, hice justo lo contrario. Pasé más de una década con otras dedicaciones. Un día, cuando trabajaba en la industria del vino, en el Valle de Napa (California), tuve una revelación. Y pensé que Bernstein tenía razón, que mi destino era ser músico. Entonces subí a mi coche, puse la radio y sonaba el Preludio de Tristán e Isolda. Iba camino de cambiar mi destino». De esta manera, el director titular y artístico de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, John Axelrod, ha contado hoy su intensa y biográfica relación con el maestro y compositor Leonard Bernstein, a quien la ROSS dedica, desde este jueves, una decena de conciertos con motivo de su centenario, convirtiéndose así en la orquesta europea que más programas dedicará al artista norteamericano.

Lo cierto es que Bernstein nunca estuvo en Sevilla. Aunque sí que ha estado «en espíritu» en varias ocasiones. El historiador del cine y profesor de la Hispalense, Ángel Justo, recordó que el que fuera presidente del Gobierno, Felipe González, le invitó en 1984 con motivo de un concierto que ofreció en Madrid. Quería oír flamenco. «Pero problemas de agenda o de salud se lo impidieron». Años antes, Norberto Almandoz, organista de la Catedral de Sevilla, comentó muy elogiosamente una grabación de la Sinfonía Linz de Mozart por Bernstein en el marco de un encuentro de Juventudes Musicales.

Pero no será hasta ahora que su música adquiera un extraordinario protagonismo durante estos meses. «Para mí su legado más importante es el de educador», dijo Axelrod. Por eso cuando venga a la ciudad su hija, Jamie Bernstein, lo hará en el contexto de un concierto en el que participarán músicos del Conservatorio Superior de Sevilla. «Leonard Bernstein, Lenny, como era conocido, se convirtió en una persona muy popular y querida en todos los hogares estadounidenses por sus programas de televisión formativos», recordó su alumno, Axelrod.

La también profesora de la Universidad de Sevilla, Lucía Pérez, recordó el carácter pionero de Bernstein en la introducción del jazz en la música cinematográfica, de la que la banda sonora de La ley del silencio es la joya más preciada, acaso junto con las composiciones para West Side Story. «En 1991 los desaparecidos Encuentros de Música de Cine le recordaron», comentó. Axelrod también considera que en Bernstein hay mucho del método Stanislavski que es tan característico de ciertos actores: «Era también un actor cuando estaba en el podio. Igual que Marlon Brando dejaba de ser Marlon Brando para convertirse en su personaje, Terry Malloy, en La ley del silencio, el director de orquesta se convertía en otra persona, improvisaba y hacía gestos espontáneos que estaban cargados de sentido, cada cosa que hacía tenía un propósito».

La ROSS pondrá en los atriles partituras como la Serenade (esta misma semana, jueves y viernes, junto a páginas de Beethoven y Haydn), las danzas sinfónicas de West Side Story, las Three Meditations de la Misa y Halil, entre otras. «Su música es para melómanos, para amigos que se reúnen para escucharla, para familias que quieren venir a formarse; esa es la magia de la obra de Bernstein; es una música hecha para el pueblo, para las personas», expresó John Axelrod, decidido defensor de la música de quien iluminó su carrera.

Un homenaje, el que le prepara la ROSS, que culminará a comienzos de la temporada 18/19, cuando se escuche la Sinfonía nº3 Kaddish. «De alguna forma la música de Bernstein es la banda sonora de Nueva York, posee el ritmo de Estados Unidos; no podríamos entender aquel país sin Lenny», abrochó el historiador Ángel Justo. Otros compositores, queridos por el autor de Candide, sonarán en estos meses en el Maestranza abrigando sus composiciones: Shostakovich (Séptima), Mahler (Primera), Bartok (Concierto para orquesta), Copland, Ives...

ABONO

El ciclo completo de los ocho conciertos tiene precios entre 198 y 285 euros. Entradas sueltas, de 26 a 46 euros.