Lucifer baja a la tierra con su ‘Cabaret Maldito’

La compañía el Circo de los Horrores estará en el Charco de la Pava hasta el 8 de enero con un espectáculo consagrado a la lujuria en su gran carpa negra

21 dic 2016 / 15:25 h - Actualizado: 22 dic 2016 / 07:00 h.
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  • Trapecistas, demonios, patinadores y mucho humor negro son algunos de los ingredientes de esta propuesta escénica que llega a Sevilla. / Manuel Gómez
    Trapecistas, demonios, patinadores y mucho humor negro son algunos de los ingredientes de esta propuesta escénica que llega a Sevilla. / Manuel Gómez
  • Lucifer baja a la tierra con su ‘Cabaret Maldito’
  • Lucifer baja a la tierra con su ‘Cabaret Maldito’

Otra vez está ahí. En otro lado, pero aquí. La inconfundible y siniestra gran carpa negra del Circo de los Horrores ha vuelto a alzarse en Sevilla, esta vez en el Charco de la Pava, donde permanecerá hasta el próximo 8 de enero. Es la cuarta vez en Sevilla; y vuelven con su tercer y nuevo espectáculo: Cabaret Maldito (entradas de 18 a 45 euros). Más de 300.000 espectadores lo han visto ya, un millón de euros han invertido en el montaje –el más grande de su historia– y de Híspalis esperan llevarse a 30.000 espíritus condenados. «Todos los que formamos parte de este Circo hemos vendido nuestra alma al diablo por conseguir el más difícil todavía», dijo ayer Suso Silva, el Lucifer de la función, fundador de la compañía. Curtido en el circo desde su adolescencia –formó parte del histórico Circo de los Muchachos–, a Silva le cuesta quitarse la máscara. Casi se diría que está más cómodo con ella que sin ella. «Este es el templo de la lujuria, aquí cabe todo, todos los pecadores son bienvenidos, y por eso es nuestro espectáculo más arriesgado, buscamos al público adulto, no vendrán aquí ni niños, ni adolescentes, tampoco familias», expresó en la presentación.

Este Cabaret Maldito es una suerte de tétrica barraca «en la que siempre están pasando cosas» y en la que se combinan muchas disciplinas, desde luego el circo, pero también la música, el baile, el humor y el horror... «Yo soy un humorista al que le gusta crear para destruir, intento que mis shows estén compensados y que la gente salga sorprendida; el asombro, la provocación, eso es lo que yo busco», dice.

Una provocación que recientemente ha metido en problemas a la compañía; prohibiéndose su actuación en la ciudad mexicana de Monterrey –por críticas y vetos de las autoridades institucionales y eclesiales– y abortando así precipitadamente la gira por México. «Nunca nos había pasado algo igual, estamos muy molestos pero también convencidos de que volveremos a México», dijo ayer Silva, para quien la transgresión es casi un dogma escénico.

Aunque el Circo ya ha dado el salto a los teatros en algunas ciudades, el equipo sigue fiel a su carpa oscura. «Soy un enamorado de ella, esta es mi casa y aquí se crea una complicidad con el público que es incomparable con el mejor teatro del mundo. Literalmente el público nos arropa, forma parte del espectáculo, no existe la cuarta pared», defiende Silva. La unión entre platea y escenario es derribada constantemente. Porque son continuas las alusiones al respetable. «...Como también lo es la participación de este. Lucifer lo hará pasar mal a muchos espectadores», amenaza. Subir al escenario o no hacerlo es, a la vez, uno de los mayores deseos y temores que expresan los fans arremolinados en el Facebook de la compañía, donde conviven un millón de seguidores.

«Llevamos diez años trabajando y nadie nos ha imitado», asegura el productor Rafael González. «Nosotros somos una víctima de nuestros seguidores, este Cabaret es el resultado de una demanda; montamos espectáculos caros y tenemos que estar seguros de que vamos a tener una buena respuesta», reconoce. Y de momento nunca han pinchado. Su nueva propuesta cabaretera convive con otro popular montaje en carpa –The Hole–. «Es otra historia diferente, compartimos público pero también tenemos a espectadores que nos eligen por nuestra temática terrorífica», indica. Sin animales en escena y sin payasos al uso, el Circo de los Horrores demuestra la capacidad del género para seguir siendo «el mayor espectáculo del mundo». ¿Qué vendrá después? «Me tomaré un año para pensarlo. Será grande, muy grande. Pero será otra cosa», concluye Lucifer.