«No quiero ser como los Rolling»

Robe Iniesta, líder de Extremoduro, actúa esta noche en el CAAC con su nuevo proyecto

13 oct 2017 / 21:12 h - Actualizado: 13 oct 2017 / 21:20 h.
"Música"
  • Robe Iniesta, en el centro, acompañado por los músicos de su banda actual, con la que actuará hoy en Sevilla. / Eduardo Navarro
    Robe Iniesta, en el centro, acompañado por los músicos de su banda actual, con la que actuará hoy en Sevilla. / Eduardo Navarro

La cita es esta noche, a las 22.00 horas, en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). La estrella del cartel, Robe Iniesta, líder de Extremoduro y ahora embarcado en un proyecto personal que acaba de alumbrar un nuevo disco, Destrozares, subtitulado Canciones para el final de los tiempos.

«Ojalá haya madurado bien», suspira el músico cuando se le invita a repasar su evolución. «En las nuevas canciones hay amor y ternura pero rabia también, sobre todo en este último disco. Ahí pongo mis carencias, mis errores, mi mala leche, mis momentos de cabreo...».

A lo largo de estas tres décadas de carretera, Iniesta ha podido comprobar cómo ha ido cambiando también el perfil de su público. «Ahora veo a la juventud más sana en algunos aspectos, pero muy perdida en otros. Por ejemplo, todo esto de internet, de lo virtual, es algo muy nuevo, no ha pasado ni una generación para tener perspectiva. Los veo demasiado empeñados en grabar los conciertos y subirlos, si no, es como si no lo hubieran vivido. O en tener muchos amigos que no conocen».

Esta preocupación le llevó a pedir que se suprimieran los móviles en sus conciertos. «Tampoco quiero ser intransigente, pero hemos tocado en teatros, y ahí hay que respetar un poco más. No puedes estar metiendo luces por todas partes, haciendo ruido... La música ahí es más para escuchar. En el aire libre, qué quieres que te diga, tampoco me gustan los móviles, no sé por qué cojones la gente nos graba».

Musicalmente, el artista ha introducido elementos como un violín o un clarinete, impensables hace unos años en su repertorio. «Puede que haya quien crea lo que dice la canción, Perdí la dignidad y el sentido del honor.... Yo no busqué esos instrumentos, busqué sorprenderme. Si no te sorprendes a ti mismo, no puedes sorprender a los demás. No sé si es rock, pero tiene mucha intensidad y mucha marcha».

«Yo no mando sobre estas cosas ni en mi corazón», prosigue Robe. «Salen de una manera o de otra, pero las cosas las tienes que sentir, no hacerlas porque se lleve un determinado tipo de música. Por eso también empecé esta historia en solitario –que no es en solitario, la hago con una banda–, porque tenía ganas de hacer algo sin que la gente espere nada de ti. Con Extremoduro la gente quiere encasillarte, pero yo necesitaba algo nuevo para oídos nuevos. Extremoduro está ahí, estuvo y estará cuando acabe lo que estamos haciendo, solo depende de que tengamos canciones y ganas. Pero no puedes querer que toque Deltoya ahora. Si querías eso, tendrías que haber ido entonces a oírnos, ahora es tiempo de otra cosa. No puedo vivir tu presente», agrega el músico.

Su búsqueda es todo lo contrario de las canciones fosilizadas: «Mola mucho que todo el mundo se venga arriba cuando tocas los viejos temas, pero no vives solo de eso. Debes hacer cosas que gusten en el presente, eso es importantísimo. Al principio era lo que más miedo me daba, pero también lo que más ilusión me hacía. Y ves cómo la gente responde», asevera.

Para Robe Iniesta, la mejor canción es siempre la que está por llegar, «y no lo digo porque quede bonito. Cuando hago una canción, creo que es la mejor. Si no, malo. Si creo que es mediocre, probablemente se quede atrás».

O sea, que si le piden Jesucristo García... «¡Lo mismo lo evito! Esta gira al menos no es para esas cosas. Una cosa es guiñar a Extremoduro, y otra... Mira, yo no quiero ser como los Rolling, AC/DC y esos grupos. Los respeto, pero tengo que evolucionar o me aburro. No puedes estar en un escenario y pensar solo lo que tienes en la nevera, sino sacar cosas nuevas y ver cómo cambian en la gira, cómo las va asimilando todo el grupo. Esa Jesucristo García, cantada ahora, no va a ser lo mismo, es como el agua que corre. Ni tú eres el mismo, ni se toca igual, ni yo voy a volver a la era del caos, a cantar casi sin cantarla, o a hacerlo tirado en el suelo. Y lo de ahora es igual: si no vienes, te lo perderás. Los conciertos son un momento único por eso. A lo mejor te gusta ver una foto con tus amigos de hace diez años, pero un concierto es para comérselo en el momento».