«No se puede imponer a un director, hay que preguntar a los músicos»

La ROSS inaugura esta semana una temporada en la que dará protagonismo a sus profesores. La arpista de la Sinfónica Daniela Iolkicheva será la primera en ser solista con el ‘Concierto’ de Reinhold Glière que interpretará el jueves a las órdenes de Michel Plasson

17 sep 2016 / 20:32 h - Actualizado: 17 sep 2016 / 20:33 h.
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  • La arpista de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Daniela Iolkicheva. / José Luis Montero
    La arpista de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Daniela Iolkicheva. / José Luis Montero

Ya, para empezar, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) ha propuesto una de las citas más importantes de su nueva temporada de abono. Este próximo jueves (y el viernes), a las 20.30 horas en el Teatro de la Maestranza, el veterano maestro francés Michel Plasson volverá al podio de la orquesta hispalense para dirigir un programa en el que obras de Saint-Saëns, Berlioz y Roussel dialogarán con el poco conocido Concierto para arpa del compositor ruso Reinhold Glière. La profesora de la ROSS, Daniela Iolkicheva, será su solista.

—¿Dar voz protagonista a los miembros de la ROSS era una reivindicación colectiva de la orquesta?

—La idea que ha tenido nuestro director titular, John Axelrod, de invitar a muchos profesores a tocar como solistas ha sido brillante. Esto demuestra por parte de él una enorme confianza en nosotros, y por supuesto, nos motiva muchísimo. Además, en un tiempo económicamente difícil es una forma de ahorrar en caché de solistas internacionales. Sin embargo, creo que esta temporada debe ser una excepción, no puede ser lo habitual. Ojalá en el futuro podamos seguir tocando como solistas a la vez que nos visitan intérpretes de gran renombre.

—¿Por qué eligió tocar el Concierto de Glière?

—Es una de las obras para arpa más emblemáticas del siglo XX. Glière fue un postromántico. Compuso la pieza en 1938, y sobre ella planean las influencias de Taneyev y Glazunov. Es una música maravillosa que el público sevillano va a poder descubrir. En ella se aprovechan al máximo las posibilidades del arpa, que suena en plenitud. Fue dedicada a Ksenia Erdely, a quien el propio Glière le llegó a ofrecer la coautoría del Concierto. Y yo, a su vez, quiero dedicar estos dos conciertos que daré a mi maestra del Conservatorio de San Petersburgo, Tatiana Taver, que murió muy joven.

—¿Por qué cuesta tanto a los programadores apostar por instrumentos solistas como el suyo, en lugar de tanto concierto para piano, violín o violonchelo?

—El repertorio clásico es una losa, y los programadores se dejan llevar por la corriente y apuestan solo por aquellas obras que creen van a generar más taquilla. Hay páginas que sorprenden al público cuando las oye y que son para instrumentos muy al margen de los tres típicos. Pero esto pasa si hablamos también del repertorio, hay mucha música del siglo XX aguardando. Y, ¡por supuesto!, también muchísima música rusa desconocida, más allá de las que compusieron los autores más importantes.

—Suele decirse que el arpa es un instrumento femenino y angelical. ¿Cuántos tópicos ha tenido que aguantar?

—¡Bastantes! El arpa no es un instrumento angelical, si no enormemente complejo. Tanto que siempre ha habido compositores –en el pasado y en el presente– que no saben escribir bien para él, por desconocimiento de su funcionamiento y del manejo, por ejemplo, de los siete pedales que tiene. Tampoco hay en el arpa ningún detalle que la haga femenina o masculina. En los últimos tiempos esa imagen bonita, de cuento de hadas, de la chica y el arpa se va desterrando y cada vez son más los chicos que quieren ser arpistas.

—Tras los recientes tiempos convulsos que ha vivido la ROSS (por las dificultades económicas y por el relevo en la titularidad de Pedro Halffter)... ¿T

iene esperanza de que llegue la calma?

—Confío en que sí. Porque la música es algo esencial para la vida de todos, y desde luego esta orquesta forma parte ya del ADN de Sevilla.

—El Comité de Empresa de la ROSS habitúa a preguntarles qué directores quieren que repitan y cuáles no. ¿Tan fundamental es lo que ustedes opinen al respecto?

—Sí, lo es. En toda Europa los que eligen a los directores titulares son los músicos. No se puede imponer a un director. En la Orquesta de Oviedo, por tomar un referente cercano, preguntan a los músicos cada tres años. Y su voz es escuchada.

—¿Ha estado tentada alguna vez de volver a su país de origen, Bulgaria?

—Sí, en dos ocasiones. Pero no me marché porque aposté por la Sinfónica de Sevilla. Esta orquesta es tan buena que debería ser conocida en todo el continente.