Nuria Espert, ‘princesa’ a los 80 años, no tiene intención de dejar las tablas

La actriz donará a los refugiados parte de los 50.000 euros del Premio Princesa de Asturias de las Artes y el resto lo gastará «alegremente»

11 may 2016 / 19:54 h - Actualizado: 12 may 2016 / 09:03 h.
"Teatro"
  • La actriz Nuria Espert, en los aledaños del Teatro Lope de Vega en una de sus últimas visitas a Sevilla. / El Correo
    La actriz Nuria Espert, en los aledaños del Teatro Lope de Vega en una de sus últimas visitas a Sevilla. / El Correo

La actriz Nuria Espert no tiene «ninguna intención» de parar de trabajar en teatro, tal y como señaló ayer después de conocer el fallo del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2016, que recogerá en octubre y de cuya dotación económica (50.000 euros) gastará una parte «alegremente» y dedicará otra a los «refugiados».

Espert (Hospitalet de Llobregat, 1935), que el próximo 11 de junio cumplirá 81 años, ha celebrado este reconocimiento porque premia también al teatro, una disciplina artística que, a su juicio, lo merecía «desde hace tiempo». «El teatro tenía que figurar en una lista extraordinaria de gente premiada», dijo en declaraciones a Europa Press, minutos después de conocerse el fallo de este galardón.

El jurado destacaba, entre otros aspectos, que Espert «representa la recuperación y la continuidad de la gran tradición del teatro español» y que su teatro «se caracteriza por la fidelidad a los ideales y aspiraciones del humanismo y ha estado siempre al servicio de la poesía y de la esencia de la escritura dramática», unas palabras que cree «justas» y que agradece.

Espert debuto en 1954 con la obra Medea y, tal y como confesó, la «inconsciencia» con la que abordó este montaje provocó que no se acuerde de «absolutamente nada». «Me tiré a una piscina que estaba llenísima de agua y desde entonces los proyectos que más me han interesado han sido los que más riesgo tenían, es algo que llevo en mi naturaleza», dijo.

La trascendencia de su trabajo le ha merecido el atributo de «la gran dama del teatro español», un calificativo con el que no se acaba de ver y que a ella le suena «a otra persona», «alguien que recibe bien en su casa y que frecuenta ciertos medios». No obstante, y citando a Amparo Rivelles, prefiere esta expresión a que la llamen «vetusta», bromeó.

Espert es consciente de que la palabra «nunca» no está en su mano y que en la continuidad de su trabajo «mandan», entre otros aspectos, «la memoria, la salud, el entusiasmo y los contratos». Sin embargo, afirmó que trabajará mientras sienta la «exitación» que le producen los nuevos espectáculos y mientras su cuerpo lo permita.

La actriz resaltó que sigue aprendiendo «de cada espectáculo, de cada compañero y de la reacción de gente», porque las sensaciones aún parecen «nuevas y diferentes». «Tengo mi curiosidad intacta, la misma de cuando tenía 15 años. Todo me interesa y todo me afecta, eso es estar vivo». Respecto a la revitalización que vive el teatro desde hace unos años, dijo que el público funciona como «un todo» y, sin ser consciente de ello, tiene gestos similares a los de la última etapa del franquismo, cuando acudían a ver obras por la necesidad de «expresarse». «Se ha maltratado mucho a la cultura y de pronto el público abarrota las salas».