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Wolfgang Amadeus Mozart. / El Correo
Con el aforo lleno del Teatro Lope de Vega, la Joven Orquesta Barroca de Sevilla –reforzada por músicos del conjunto de instrumentos históricos del Conservatorio Manuel Castillo– abordaron el martes el Requiem de Mozart en un programa engarzado, un tanto ilógicamente, en la temporada de la Orquesta Barroca de Sevilla.
Siendo justos, escuchamos una versión muy aseada, correcta, del monumento mozartiano. Toda la interpretación gozó de una gran empeño por parte del numeroso orgánico concitado. Precisamente, más de cien músicos en el escenario no parece un punto de partida instrumental idóneo para desgranar con dramatismo y contrastes una obra como esta. Por el contrario, el director, Martin Schmidt, suavizó cualquier arista, redondeó el sonido y, sin resultar moroso en el tiempo, sí que atendió escrupulosamente a que todo estuviera en su sitio y ningún arrojo descuadrara dinámicas y afinación.
Sonó el Requiem, sí, pero su huella en esta ocasión nos pareció en exceso epidérmica. Hubo algunos desajustes en el empaste de los violines, pero, en cambio, maderas y metales realizaron un papel solvente. Nada contrarió a la letra escrita, lo que devino en un gran mérito debido a la juventud –y el número– de los intérpretes movilizados.
Cierto es que la acústica del Lope de Vega tampoco ayuda. Pero muy atrás se quedaron las voces de la Sociedad Musical de Sevilla, cuya intervención redundó en la suavidad y calidez de una obra a la que hoy cabe exigirle un tono más agrio, agreste. Schmidt, ejemplar concertador, lo dejó todo en su sitio. Y disfrutamos, aquí sin cortapisas, del buen conjunto de solistas vocales invitados, los integrantes de la agrupación sevillana Vandalia.
Música
´Requiem’ de Mozart
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Teatro Lope de Vega. 13 de febrero. Programa: W. A. Mozart, Requiem Kv. 626. Intérpretes: Vandalia / Sociedad Musical de Sevilla. Joven Orquesta Barroca de Sevilla – Orquesta Barroca del Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Castillo’ de Sevilla. Martin Schmidt, director.