Cultura

Un óleo del pintor sevillano Esquivel, San Miguel Arcángel, se expone en Las Edades del Hombre en Lerma

Es la única obra de las que se muestran al público realizada por un artista andaluz, al ser un autor destacado de la pintura religiosa española del XIX

11 jul 2019 / 14:16 h - Actualizado: 11 jul 2019 / 14:19 h.
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  • Un óleo del pintor sevillano Esquivel, San Miguel Arcángel, se expone en Las Edades del Hombre en Lerma

La pintura San Miguel Arcángel del artista sevillano Antonio María Esquivel se puede contemplar en la exposición 'Angeli', programada dentro del ciclo Las Edades del Hombre en la ciudad de Lerma (Burgos) hasta el mes de noviembre. Es la única obra de las que se muestran al público realizada por un artista andaluz, ya que se trata de un autor destacado de la pintura religiosa en la España del siglo XIX. Además, dicho lienzo proviene del Museo Diocesano y Catedralicio Ciudad Rodrigo (Salamanca) donde está depositado. Está hermanado con el óleo San Gabriel, del mismo pintor, guardado en el Museo de Bellas Artes de la capital hispalense.

Es un óleo sobre lienzo (93,5 x 125,5 cm.) compuesto por Esquivel en 1843 y propiedad de la Diócesis de Ciudad Rodrigo. El cuadro ha sido incluido en una publicación de la Fundación Edades del Hombre, donde se destacan las 100 obras maestras exhibidas en los diferentes ciclos expositivos de Las Edades en Castilla y León y que ha cosechado más de 11 millones de visitantes.

Antonio María Esquivel compuso magníficas representaciones de los ángeles y arcángeles, destacando 'La caída de Luzbel' (1840) -expuesto en el Museo del Prado-, que plasma el momento en que San Miguel expulsa del cielo a Luzbel, uno de los ángeles favoritos de Dios, pero que se reveló contra su poder.

El lienzo de San Miguel que se puede ver en Lerma está situado en la Iglesia de San Pedro, dentro del capítulo 'Ángeles y demonios'. Muestra un bellísimo rostro, lleno de serenidad, natural fisonomía, correctas proporciones de medio cuerpo y buen hacer de anatomía pictórica. Va vestido según la iconografía clásica, a la romana, con capa, armadura y espada. Según recoge el catálogo Angeli, esta pintura guarda parecido, sobre todo en la representación facial, con otra pintura ejecutada por Esquivel en 1847 para el Bellas Artes de Sevilla y titulada San Gabriel. Por tanto, el San Miguel de Ciudad Rodrigo se hermana, según los técnicos, con el San Gabriel de Sevilla.

En la segunda pinacoteca española se pueden admirar excelentes pinturas de los arcángeles canónicos, realizadas por importantes artistas y con iconografías diversas. Prevalecen las composiciones que muestran a San Gabriel en la escena de la Anunciación. En concreto, la pintura San Gabriel fue realizada por el sevillano Antonio María Esquivel en la primera mitad del siglo XIX, uno de los artistas más importantes del romanticismo según establece Bernardino de Pantorba. El óleo en cuestión muestra una composición serena, bella y elegante del arcángel que aparece de medio cuerpo, vestido con túnica amarilla y sosteniendo delicadamente una rama de azucenas en su mano derecha. Forma pareja con la pintura la Virgen de la Anunciación. Ambos lienzos provienen de un legado de Siravegne, cada uno con unas medidas de 125,5 x 95 cm. El matrimonio Siravegne, residente en Madrid (Andrés Siravegne y Jiménez y Caridad Lomelino y Recio, sevillanos ambos) hicieron una importante donación pictórica del artista a la Academia de Santa Isabel de Hungría, el 28 de abril de 1944, que luego pasó a los fondos del Bellas Artes.

El conjunto mayor de obras de Esquivel se encuentra en el Bellas Artes de Sevilla, tanto en las salas XII y XIII -correspondientes al siglo XIX- como en el depósito. En dichas salas se pueden admirar los retratos del Marqués de Bejons o el de Arturo Pomar de Margrand. Mayoritariamente están inventariados retratos y también pinturas de temática religiosa.

El pincel de Antonio María Esquivel tuvo influencias de Murillo, ya que en la primera mitad del XIX el pintor barroco del XVII fue objeto de culto por parte de la tradición barroquista hispalense. No obstante, Esquivel adquirió un estilo propio, instalándose en la denominada estética templada y consiguiendo un equilibrio entre el "casticismo de las visibles sugestiones murillescas y el purismo cortesano de corte ingresco", tal y como establece Lafuente Ferrari. Por su parte, el profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla estima que su "murillismo es innato por su formación sevillana". Además, hay que señalar que, pese a la crisis de la pintura religiosa en la España del XIX, Esquivel tuvo una clara inspiración religiosa en sus obras con bellas evocaciones, sobresaliendo también en el retrato.

Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina nació en la capital hispalense en 1806 y falleció en Madrid en 1857. Inició sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Sevilla, fue pensionado en 1831 por el cónsul y coleccionista Mr. Williams para proseguir su formación en Madrid, donde concursó en la Academia de San Fernando, siendo nombrado académico de mérito. Regresó a Sevilla en 1838, al año siguiente sufrió una enfermedad que le dejó prácticamente ciego, pero en 1840 recuperó la vista gracias a la ayuda recibida de sus compañeros y amigos del Liceo Artístico y Literario de Madrid. En 1843 fue nombrado pintor de cámara. Esquivel pasó sus últimos años en la capital española, dedicado a pintar, exponer sus cuadros, desempeñar cargos, escribir y ejercer la enseñanza.

Las obras de Esquivel se encuentran también conservadas en los museos provinciales de Cádiz y Córdoba. En el resto de España están depositadas en los de Badajoz, Barcelona, Bilbao, La Coruña, Lugo, Palma de Mallorca, San Sebastián, Vitoria y Zaragoza.