Manuel Vilas, aún más grande

El escritor aragonés presentó en la FLS su última novela, ‘Ordesa’

12 may 2018 / 21:19 h - Actualizado: 12 may 2018 / 21:36 h.
"Literatura","Feria del libro 2018"
  • El escritor aragonés Manuel Vilas, en una imagen de archivo. / Antonio Acedo
    El escritor aragonés Manuel Vilas, en una imagen de archivo. / Antonio Acedo

Manuel Vilas siempre depara sorpresas. Cuando ya empezaba a ser conocido como uno de los poetas más notables del panorama actual, demostró que también podía poner su talento al servicio de la novela con España. Y cuando ya estaba consagrado en el género gracias a títulos como Aire nuestro, Los inmortales o El luminoso regalo, de pronto publica su libro más personal e inclasificable, una reflexión sobre la familia titulada Ordesa, que ha visto la luz en Alfaguara y ayer se presentó en la Feria del Libro de Sevilla.

«En alguna medida, la familia es la asignatura pendiente de nuestra generación», reconoce el autor. «Había sido un tema muy poco tratado en la literatura en España, pero ahora se le ha prestado más atención, quizá por una necesidad de aclarar nuestro origen, una necesidad vital de decir de dónde veníamos, tal vez como una forma de redención sociohistórica. Lees El balcón en invierno de Luis Landero o Autobiografía sin mí, de Fernando Aramburu, y ves muy bien cómo de padres sin formación universitaria, y en algunos casos sin estudios, han salido hijos que escriben libros», comenta el escritor.

Para Vilas, aquel mandato psicoanalítico de matar al padre «es más bien una mitología freudiana, algo más literario que real. Yo creo que eso ocurre más en las familias aristocráticas. Los de clase media lo que queremos es mantenerlos vivos, y puede que sea por eso que escribimos sobre ellos», agrega.

Cuando se le pregunta por qué paralelamente al auge de la autobiografía y de la llamada literatura del yo proliferan sus detractores, se encoge de hombros. «Es cierto que eso ocurre, que hay gente que se pone nerviosa con las novelas que tienen ese carácter, pero yo creo que puede haber de todo. No creo que este tipo de escritores ocupen ningún espacio que le corresponda a otro. Además es un malentendido, porque nadie sabe hasta dónde llega la verdad y dónde la ficción. Esta idea de mantener una cierta pureza tal vez sirviera para la novela del XIX, pero no se entiende en la modernidad. Puedes escribir novelas de muchas clases, y todas son válidas».

«Con Ordesa», dice no obstante, «nadie se ha puesto en guardia. tal vez todo esto responda también a una necesidad histórica de los escritores, y yo como lector también siento la necesidad de leer otras cosas. Yo me inclino a hablar de libros de ficción auténtica, donde encuentras mucho del señor que firma el libro, y eso hace que lo leas con una pulsión real, pero no sabes hasta qué punto es cierto lo que te cuentan».

Por último, Vilas se muestra partidario de escribir desde el dolor. «Una de las cosas importantes en un duelo es cuando consigues nombrar el dolor. El dolor sin nombre es más doloroso que el que lo tiene. Cuando consigues nombrarlo, concretarlo, adjetivarlo, estás en el mejor momento para comprenderlo y dialogar con él», asevera.

«La catarsis, desde la antigua Grecia, consiste precisamente en nombrar. Cuando el dolor no tiene nombre, se te puede llevar por delante. Todo ser humano lleva un abismo dentro, y la literatura tiene la función social de nombrarlo», concluye Vilas.