Urdir el envoltorio para deslucir el contenido

‘La guerra del planeta de los simios’ cierra la trilogía continuadora del film más clásico con mejores hechuras que capacidad para que el espectadores empatice con la historia

15 jul 2017 / 17:46 h - Actualizado: 15 jul 2017 / 17:55 h.
"Cine","Críticas"
  • La guerra del planeta de los simios. / El Correo
    La guerra del planeta de los simios. / El Correo

El planeta de los simios (1968) de Franklin J. Schaffner está considerado un clásico del cine de ciencia ficción. Una obra de culto que aún sigue estremeciendo y provocando inquietud, desolación y miedo. Pocas películas dejan tanto pesar tras conocer su apocalíptico final. La 20th Century Fox conocedora del potencial económico que ofrece esta historia se propone realizar una precuela en el año 2011. El resultado de esta idea no es la de hacer una sola película, sino una trilogía. Empieza esta con El origen del planeta de los simios (2011), la dirige Rupert Wyatt con cierta pericia, y en ella se produce la presentación de César, el simio inteligente y sus primeros conflictos con humanos. Unos años más tarde la saga continúa con El amanecer del planeta de los simios (2014), esta vez a manos de Matt Reeves, es igual de entretenida que la primera y añade ciertas pretensiones filosóficas. Aquí un virus extermina a gran parte de la población humana y convierte a los simios en la raza dominante del planeta. Ambas cumplen bastante bien como películas de aventuras y entretienen como espectáculo. Y sin dejar de ser un blockbuster tienen en común que sus subtramas argumentales plantean algunos temas para reflexionar de índole político y moral.

La guerra del planeta de los simios, es la tercera parte y viene a cerrar la obra. Aquí César ya adulto, emparejado y padre junto a un grupo de su especie deberá luchar contra un despiadado coronel en un controvertido encuentro. Si las dos primeras películas de la serie están planteadas como una guerra de supervivencia entre especies a escala mundial, en esta el director y guionista Matt Reeves, con la ayuda del también guionista Mark Bomback, deciden arriesgar por una historia más personal e íntima. Y para ello su propuesta se restringe a la lucha que mantienen dos grupos, humanos y simios, en un espacio concreto y limitado y en el que el gran peso de la historia recae en la parte animal. Más concretamente en su líder César. Esta idea de inventarse un microcosmos les permite trasladar al relato un sentido propio y singular: la construcción de un universo en que se debaten los dilemas personales del líder ante las adversidades y su disputa particular por la conservación de su especie. Para ello Reeves se sirve de una puesta en escena cuasi clásica, de carácter trágico que aprovecha muy bien la tecnología digital, y a la que como buen artesano, suma una buena fotografía y una potente música. En este caso los recursos expresivos engrandecen y dan sentido épico al texto de ese microcosmos creado para la salvación. Pero algo falla, las mallas internas que construyen el relato no funcionan y el discurso avanza tornándose dubitativo e impreciso, oscuro y viciado. Algunos personajes están desdibujados hasta alcanzar la caricatura y el guión se torna caprichoso. Y si la idea es comprender al simio mientras se va transformando para humanizarse, no se consigue. A pesar de sus hechuras y de su elaborada composición no empatizamos con la historia y tampoco llegamos a solidarizarnos o a sentir compasión o ternura.

Estados Unidos 2017 140 min.

Dirección Matt Reeves

Intérpretes Andy Serkis, Woody Harrelson, Sara Canning, Judy Greer, Amiah Miller, Steve Zahn, Ty Olsson.

Ciencia ficción.

Calificación: dos estrellas.