La cantera como única verdad

Loren y Fabián guiaron al Betis hacia un triunfo de rango. Setién optó por una nueva pizarra y sus pupilos cumplieron un plan que valida la ecuación de la fe en La Palmera, allí donde la cantera ruge con vigor

03 feb 2018 / 21:38 h - Actualizado: 03 feb 2018 / 21:47 h.
"Fabián","Loren Morón"
  • La afición heliopolitana acudió en masa al Benito Villamarín. 50.102 espectadores poblaron las gradas del coliseo de La Palmera, entregado de principio a fin. / Jesús Barrera
    La afición heliopolitana acudió en masa al Benito Villamarín. 50.102 espectadores poblaron las gradas del coliseo de La Palmera, entregado de principio a fin. / Jesús Barrera

Hubo un tiempo en el que la cantera, el tesoro del futuro, era la medicina para combatir las penurias y la miseria. Para ahuyentar los impagos y los encierros a cal y canto en el vestuario. El único consuelo por los sueños rotos a decenas de kilómetros del hogar. La mejor fórmula para cultivar las esperanzas esfumadas en un fútbol que entonces no era un fenómeno en el panel de pago y en el que los programas de la noche del domingo eran el único canal para saborear las andanzas de los equipos. Hasta que, a finales del siglo XX, surgieron las estrellas ciclópeas y los sueldos de multimillonario.

Los aficionados, la clientela, acudieron en masa al ritual del fin de semana y contribuyeron a crear mitos de mentira. Personajes ocultos en una vida en la que el Real Betis no solía ser el protagonista. Y, de repente, nació una nueva hornada de cachorros rebeldes que han burlado al destino de la Primera División. Loren, el chico que creció con una sonrisa, es el último testimonio de una camada de proyectos de futbolista que ha funcionado con vigor. Dani Ceballos, Fabián, Rafa Navarro o Francis fueron héroes imberbes en un cómic a precio de saldo. La cantera es barata. Y en la mayoría de las ocasiones, fiel. Salvo que un jeque y los petrodólares se presenten a la mesa con un cheque de incalculable valor.

Los profesionales, aquellos que elucubran e ingenian, aceptan el juego de la mentira. La cantera, esa fábrica que produce piezas sin descanso, es una fuente de talento de la que los sabios beben sólo cuando hay necesidad real y peligro. El Betis, un club de ADN autóctono, mostró su versión más convincente en un encuentro que decantó un chico tan productivo como la inversión en cada uno de los que, desde prebenjamines, aterrizan en la Ciudad Deportiva. El Real Betis Balompié, santo y seña de la cantera en la Andalucía de sangre en vena, necesita tipos atrevidos que adopten medidas de impacto. El primer punto es potenciar la red de scouting de la cantera, el tesoro que algunos sólo recuerdan cuando la calculadora emite una señal de alarma.