Valiente forma de empezar el año... (0-4)

El partido quedó sentenciado al cuarto de hora gracias a la inutilidad defensiva del Betis, que dijo adiós a su reciente mejoría en esos menesteres

03 ene 2016 / 17:56 h - Actualizado: 04 ene 2016 / 23:17 h.
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  • Pezzella, en el suelo con un contrario. / Pepo Herrera
    Pezzella, en el suelo con un contrario. / Pepo Herrera

El Betis dio la bienvenida a 2016 con su peor actuación de la temporada. Así de claro, así de simple y así de triste. Y eso que ya había perpetrado algunas realmente malas. Sin fútbol, sin capacidad de reacción, sin casi nada, el equipo verdiblanco fue el juguete que el Eibar había pedido a los Reyes Magos y el conjunto vasco, como cualquier niño, hizo con él lo que quiso. El duelo tardó un cuarto de hora en quedar sentenciado gracias a la inutilidad defensiva del Betis, que dijo adiós a su reciente mejoría en esos menesteres el día que Pezzella y Jordi jugaron por Bruno y Westermann. En las últimas jornadas se había sostenido sobre ese pilar para al menos obtener un par de empates, pero esta vez se quebró por la misma base. Y como sigue igual de inválido en ataque y aterrorizado en casa... Conclusión: el Betis roza la crisis, Pepe Mel empieza a ser discutido por la grada, el trabajo de Eduardo Maciá está bajo sospecha y el mercado de enero exige una amplia intervención verdiblanca.

Muy pronto empezó a portarse el Betis como si sus aficionados hubiesen sido malos con él (cuando es todo lo contrario) y les hubiese traído carbón. En el 3’, una jugada mal defendida por Petros y Vargas facilitó el 0-1 al Eibar, que además tuvo la suerte de que el remate de Capa tropezase en un defensa. Otra vez por detrás en el marcador, otra vez un gol en contra en los cinco primeros minutos. ¿Año nuevo, vida nueva? Para nada. El equipo de Mel intentó reaccionar, pero el golpe moral fue demasiado patente. El único con perspectiva, incluso ideas, era Dani Ceballos, pero había un problema: para resucitar al muerto bajaba hasta el centro del campo, con lo que en realidad dejaba de ser el enganche que debía ser entre los dos pivotes y Rubén Castro.

Ese atasco facilitó la tarea al Eibar, que no tiene estrellas pero es un modelo de orden, un grupo muy bien trabajado por José Luis Mendilibar. Le bastó con eso y una excelente interpretación del contragolpe para meter más sal en la herida del Betis. Bueno, le bastó con eso y con el horrible nivel defensivo de su rival, en especial de los centrales y Molinero, que dejaron a Keko Gontán más solo que la una cuando era el único que había llegado al área para rematar un pase de Enrich, quien por supuesto controló, miró y centró con la connivencia de su par.

De ahí al descanso, el Betis se estrelló contra su impotencia y su debilidad, futbolística y anímica. Apenas fue capaz de generar una sola ocasión, por cierto clarísima, pero Rubén Castro no chutó a la primera una buena asistencia de Molinero y a la segunda se topó con Riesgo. Fue el único remate del Betis en toda la primera mitad.

Mel buscó la solución más lógica tras el intermedio y recurrió a Jorge Molina por Vadillo, con lo que el Betis recuperó el clásico 4-4-2. El nuevo dibujo, sin embargo, no le hizo llegar ni más ni mejor a Asier Riesgo. Lo intentaron sobre todo Ceballos, primero desde la izquierda y luego por la derecha, y Cejudo, pero cualquier conexión con algún otro compañero resultó inviable. El encefalograma general era tan plano que no hubo manera y el corazón no es suficiente si la cabeza no le acompaña. Los verdiblancos, de hecho, apenas provocaron un susto más al Eibar, en un buen pase de Molina que Rubén, que no está nada, nada fino, no hizo bueno ante Riesgo. Dos minutos después, Adrián marcó el 0-3 y finiquitó la contienda.

Esa ocasión del canario fue el colofón del único tramo en el que el Betis se echó realmente encima del Eibar, que no perdió la compostura en ningún momento. Perfectamente pertrechado en su mitad del rectángulo bajo la jerarquía de Ramis y la batuta de sus dos magníficos pivotes, el equipo armero se defendió con una solvencia que para sí habría querido ayer su anfitrión y atacó siempre guiado por Keko, una amenaza constante. Quizá habría sufrido un poco más si el árbitro hubiese expulsado a Inui, porque debería haberlo hecho, pero viendo cómo estuvo el Betis, eso sería mucho suponer.

El último cuarto de hora convirtió el suplicio del Betis en una vergüenza. Primero, Adrián confirmó la victoria azulgrana. Después, Borja Bastón transformó la derrota verdiblanca en humillación, si no lo era ya. El Villamarín aplaudió el tanto, extraordinario. Luego pidió por unos segundos la marcha de Pepe Mel. Y así de bien empieza 2016 para el Betis...

REAL BETIS: Adán; Molinero, Pezzella, Jordi (Kadir, m. 69), Vargas; Petros, N’Diaye; Cejudo, Dani Ceballos (Portillo, m. 79), Vadillo (Jorge Molina, m. 46); y Rubén Castro.

SD EIBAR: Riesgo; Capa, Pantic, Ramis, Luna; Escalante, Dani García (Silvestre, m. 81); Keko Gontan, Adrián, Inui (Saúl Berjón, m. 60); y Sergi Enrich (Borja Bastón, m. 76).

Goles: 0-1, m. 3: Capa. 0-2, m. 17: Keko Gontán. 0-3, m. 70: Adrián. 0-4, m. 81: Borja Bastón.

Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó a Inui (12’), Jordi (15’), Vargas (33’), Jorge Molina (57’), Adrián (61’), Luna (66’) y Rubén Castro (91’).

Incidencias: partido de la 18ª jornada de Liga, disputado en el estadio Benito Villamarín ante 33.609 espectadores.