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Cronología de un salto al vacío

El Sevilla mantiene el quinto puesto, pero agudiza su crisis tras el derbi

07 ene 2018 / 20:24 h - Actualizado: 09 ene 2018 / 13:17 h.
"Sevilla FC","José Castro","Óscar Arias","Vincenzo Montella"
  • Óscar Arias posa para la cámara de El Correo de Andalucía con los nombres de los jugadores de la plantilla sevillista en una pizarra. / M. Gómez
    Óscar Arias posa para la cámara de El Correo de Andalucía con los nombres de los jugadores de la plantilla sevillista en una pizarra. / M. Gómez

La digestión del derbi en Nervión está siendo dura, no ya por la falta de costumbre reciente en perder contra el eterno rival sino por el acumulado en esta temporada tan extraña, lo más importante. El efecto del cambio de entrenador sólo se palpa en detalles por el momento, mientras que sigue expuesta la planificación de Óscar Arias y sus evidentes defectos. Ahora mismo el director deportivo, junto al presidente José Castro, son el centro de la diana de las críticas de una afición enfurecida por ver que la temporada se va por el desagüe sin aparente remedio, pese a que no se ha llegado al ecuador de la Liga y sigue vivo en la Copa del Rey y en la Champions. De hecho, este domingo hubo bronca seria al máximo dirigente en el palco del Viejo Nervión, donde jugaba el filial.

El primer proyecto (fallido) de Arias, el elegido por Castro para suceder a Monchi, viene dando señales de alarma desde el verano y ha tenido que sufrir un sensible reseteo antes de la Navidad, despidiendo al fichaje principal, el entrenador. Tras el cambio de Eduardo Berizzo por Vincenzo Montella, el mensaje es claro: la línea a seguir es la misma, esperando simplemente un mayor acierto del italiano a la hora de hacer rentable esta manera de jugar con estos jugadores. Parece difícil sin remiendos en el carísimo mercado invernal, aunque al club nervionense no le falta dinero, incluso después del histórico desembolso el pasado verano en una serie de jugadores ahora devaluados. El análisis inmediato es demoledor: el cambio de cromos ha sido desastroso. Kjaer por Rami, Corchia por Mariano, Nolito por Vitolo y Sampaoli por Berizzo. Sin entrar en el propio cambio de director deportivo.

Pero en especial, los focos apuntan al defensa más caro de la historia del Sevilla, Simon Kjaer, y al delantero que más millones le ha costado al club en sus más de 100 años de historia, Luis Muriel. Son las dos caras de una planificación deficiente y pagada a precio de oro. Lo fundamental, formar un equipo sólido, sigue sin conseguirse, mientras que el Sevilla se queda a medias: ni defiende ni ataca bien. Para lo primero, baste recordar cuántos partidos controló de verdad el equipo nervionense hasta ahora (sobran dedos de una mano) y que ya ha recibido cinco goles en tres partidos: Spartak, Real Madrid y Betis. Además de cuatro del Valencia y otras veces en las que le salvó el desacierto rival (Liverpool, Celta, Getafe, etc).

A estas alturas, sólo un acierto por pocos esperado en el mercado invernal o un giro táctico de Montella podrían evitar que el objetivo sea quedar quinto en la Liga, ser afortunado en la Copa y pedir clemencia al United. El Sevilla sigue quinto, pero a ocho del Valencia (casi que nueve) y con 27 goles encajados en 18 partidos. Un agujero que nadie tapa y que amenaza con tragarse a más de uno en un Sevilla que ha variado el rumbo de su modelo de negocio y se va a quedar, salvo milagro, sin los imprescindibles ingresos Champions el curso que viene. Y todo, pese a que desde agosto hay claras y evidentes señales de aviso:

El susto del Basaksehir. El Sevilla, en líneas generales, fue mejor que el equipo turco en el play off de la Champions, pero sólo tuvo el control del juego en pequeñas fases de los dos partidos. El tramo final del choque de vuelta en Nervión fue un susto premonitorio.

El zarandeo en Getafe. Uno de los peores partidos del Sevilla en este curso llegó en Getafe, donde un juego infame sólo pudo ser salvado por una genialidad de Ganso y el desacierto rival. Nulo control del juego y muy inseguro defendiendo. Otra señal de alerta.

El milagro de Anfield. La primera gran prueba de fuego del Sevilla estuvo cerca de acabar en goleada. Los graves fallos de los atacantes del Liverpool lo evitaron. La prueba de que el Sevilla no estaba para altos vuelos, algo que confirmó poco después en el Wanda.

Octubre negro. La caída gorda apareció en un mes de octubre negro iniciado por un partido lamentable ante un mal Athletic y seguido de dos goleadas duras: 5-1 en Moscú y 4-0 en casa del Valencia. La propuesta de Berizzo no cuajaba, era ya un hecho.

Un espejismo. Se recompuso con esfuerzo ganando bien a Leganés y Spartak, pero ante el Celta, al que también ganó, volvieron los fantasmas. Sólo la negra noche de Moi Gómez evitó un desastre que también salvó in extremis ante el Liverpool.

Primera bala gastada. El partido en Maribor fue el preludio de lo que llegaría en el Bernabéu: una nueva goleada infame ante el peor rival posible en sólo 45 minutos. Castro y Arias, señalados, gastaron la bala del entrenador y cambiaron a Berizzo por Montella.

El manotazo del Betis. La forma en que el Betis asaltó Nervión en la última media hora desnudó de nuevo la planificación deportiva y tiene forma de último aviso para el Sevilla si quiere evitar un descalabro mayor. Le toca a Arias... y a Montella.