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Antonio Puerta. / EFE
Este lunes se cumplen diez años del fallecimiento de Antonio Puerta, uno de los días más negros de la historia del Sevilla FC y del deporte sevillano. Tras casi tres días de lucha contra un imposible, Puerta falleció el martes 28 de agosto de 2007, después de haber sufrido el sábado anterior varias paradas cardiorrespiratorias durante el partido Sevilla-Getafe, del cual se tuvo que retirar sobre la media hora al desplomarse dentro del área del Gol Sur. El futbolista fue reanimado allí mismo y se retiró por sí mismo al vestuario, donde volvería a fallarle su corazón hasta el punto de ser trasladado a un hospital. Pronto se supo que las esperanzas eran mínimas, aunque la fatal noticia llegó el día 28, con el equipo en Atenas dispuesto a jugar un partido de la Champions ante el AEK que tuvo que ser suspendido.
Diez años sin tí. Siempre contigo.
➡️ https://t.co/tj5hfS97Lp #Eterno16 pic.twitter.com/DBV4AU1VFM— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) 28 de agosto de 2017
Más tarde se supo que Puerta padecía una malformación congénita muy difícil de detectar con los controles de entonces. La muerte del jugador sevillista, autor de uno de los goles más importantes de la historia del club de Nervión (el del pase a la final de la Copa de la UEFA de 2006), sirvió para que las pruebas médicas a los deportistas mejoraran para detectar problemas similares a tiempo y para que en las instalaciones deportivas hubiera un equipo apropiado de reanimación cardiaca, del cual carecían los estadios de fútbol en 2007.
Hoy, una década después de la muerte de Antonio Puerta, el Sevilla, la ciudad y el deporte español entero le rinden un merecido homenaje. El club de Nervión ha hecho coincidir su tradicional ofrenda a la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes, con esta fecha.