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Berizzo, con sus jugadores durante un entrenamiento. / Manuel Gómez
La pitada de la afición tras el empate a cero con el Levante resume el estado actual de las cosas en Nervión. Próximo a alcanzar el ecuador de la Liga, el Sevilla está fuera de las plazas que dan derecho a disputar la Champions y clasificado para disputar frente al Manchester United los octavos de final de la máxima competición continental, así como los de la Copa del Rey ante el Cádiz. Sin embargo, y aunque la distancia respecto al cuarto puesto no es insavable, las sensaciones que transmite este Sevilla son preocupantes. Lejos de quitarse el mal sabor de boca que le dejó el esperpento visto en el Bernabéu, el equipo volvió a dar una pobre imagen.
Ni siquiera el revulsivo que supuso la presencia de Eduardo Berizzo, en su primer partido a pie de campo tras su intervención, sirvió para ganar a un rival, el Levante, de inferior potencial.
Pero el problema va más allá. Cierto es que cada verano el Sevilla se ve obligado a redefinirse tanto por la marcha de jugadores clave como por la llegada de otros e incluso por la de técnicos. Sin embargo, no es menos cierto que, con los últimos días de diciembre ya a la vista, el equipo sigue sin dar el nivel esperado. La ausencia día sí y día también de un sello definido, de una imagen a la que agarrarse, se prolonga en el tiempo y la afición se está cansando.
Este Sevilla del que se fueron Vitolo, Iborra, Mariano, Rami, Nasri o Jovetic no se está viendo mejorado sobre el césped por los Muriel, Nolito, Jesús Navas, Kjaer, Corchia, Pizarro, Carole, Geis... Ninguno de ellos está brillando y sólo Banega, cada vez más sacrificado en tareas defensivas, está despuntando algo pese a que tampoco está a su nivel top.
«Es difícil encontrar a un futbolista en su mejor versión y eso es responsabilidad mía, pero encontraremos soluciones», dijo Berizzo tras el último partido, antes de admitir que en el club están «revisando qué hacer» en el mercado de invierno.
Y es que éste se va a convertir en la última baza para poder ver un sello. Si no es así, el futuro del proyecto Berizzo-Castro-Arias tendrá los días contados. Ya se ha fichado Arana y puede que lleguen un par de futbolistas más, pero las evidentes carencias no se taparán fácilmente. Urge dar un paso al frente y estar a la altura de las circunstancias.