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Sergio Ramos, ayer en el Sánchez-Pizjuán. Foto: Manuel Gómez
Sergio Ramos fue sustituido al lesionarse en la acción del gol que ponía por delante al Real Madrid, y salió del césped aplaudiendo al público, aunque recibió muchos pitos como suele ser habitual cada vez que regresa al Sánchez-Pizjuán. A la salida de vestuarios calificó de «lamentable, patético, muy triste» tanto los pitos como los insultos que recibió. «Soy sevillista y me tendrán que matar así. Meteré dos banderas en mi lápida, la del Sevilla y la del Madrid. Recuerdo todos los buenos momentos aquí desde niño. Agradezco los aplausos de muchos, pero obviamente los pitos de otros no me quitan el sueño», manifestaba.
Sobre el encuentro, ante las cámaras de televisión, explicó que «no se han hecho bien las cosas y todo se refleja en los resultados. Es uno de los campos más complicados. El Sevilla estaba herido y es cuando es más peligroso hay que destacar no sólo el mal partido nuestro sino el gran partido que han hecho ellos. Creo que hemos estado un poco estáticos. Son circunstancias del juego, no sabría decirte qué. Poco a poco aquí se ganan Ligas y lo que hemos hecho ha sido perder puntos muy importantes. Hay que cambiar el chip. Hay muchas alternativas».