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Emery y Simeone se saludan afectuosamente antes de un partido entre el Sevilla y el Atlético. / Efe
La rivalidad entre el Sevilla y el Atlético de Madrid se ha hecho mayor si cabe en los últimos tiempos. Por ello, el partido de este domingo en el Vicente Calderón llega cargado de alicientes. En el caso del conjunto nervionense, la motivación es triple: dar un golpe de mano en el feudo de uno de los candidatos al título; romper la pésima trayectoria lejos del casa; y quitarse la espina de sus últimos duelos contra el equipo colchonero. Y es que el Sevilla no sabe todavía lo que es ganar al Atlético desde la llegada de Diego Simeone. Tampoco Unai Emery; ni con el Valencia, ni con el Sevilla.
La mala racha del conjunto nervionense asciende a doce partidos oficiales. Su última victoria data del 3 de octubre de 2010 (3-1), con Gregorio Manzano y goles de Negredo, Perotti y Kanouté. Ya ha llovido. Desde entonces, el balance sevillista es de seis derrotas y seis empates. Dos de esos partidos correspondieron a las semifinales de Copa del Rey de 2013, cuando el Atlético lo dejó con la miel en los labios tras ganar (2-1) en la ida y empatar en la vuelta (2-2).
El último precedente tuvo lugar el pasado mes de agosto, en la segunda jornada de Liga. Un 0-3 que confirmó la evidencia: Simeone siempre se sale, de una forma u otra, con la suya ante el que fuera su equipo como jugador.
Desde que Emery y el argentino son los respectivos entrenadores del Sevilla y del Atlético, se han enfrentado en ocho ocasiones. El balance, cinco derrotas nervionenses y tres empates para el técnico vasco y el conjunto del Sánchez-Pizjuán.
La espina clavada de Emery va incluso más allá: nunca ganó al Atlético estando Simeone en el banquillo; ni ahora con el Sevilla, ni con el Valencia años atrás. En sus tres partidos al frente del conjunto che, perdió dos (semifinales de la Europa League, por 4-2 y 0-1) y empató uno de Liga (0-0).
¿Será capaz este Sevilla 2015/16 de poner fin a su pésima racha liguera lejos del Sánchez-Pizjuán y dar un golpe de mano en el campo de uno de los grandes aspirantes al título? La respuesta, este domingo. Frente a frente, dos equipos con potencial y dos grandes técnicos, aspirantes ambos al galardón de Mejor Entrenador de la FIFA. Se dice pronto.