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Vida extra en la Champions (2-2)

La reincidente falta de contundencia en las áreas casi le cuesta el KO al Sevilla, salvados por un palo final en una falta de Emre

22 ago 2017 / 22:45 h - Actualizado: 23 ago 2017 / 17:12 h.
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  • Los jugadores del Sevilla celebran uno de sus dos goles en el partido jugado en el Sánchez-Pizjuán. / M. Gómez
    Los jugadores del Sevilla celebran uno de sus dos goles en el partido jugado en el Sánchez-Pizjuán. / M. Gómez

El Sevilla ha sacado adelante su primera y difícil eliminatoria en la Champions frente a un Basaksehir que dio dos sustos de muerte en el Sánchez-Pizjuán pero que se marchó de Nervión eliminado por los de Berizzo, que estarán el jueves en el sorteo de la siguiente fase del torneo, la de grupos. Dos goles de Escudero y Ben Yedder, como en la ida, neutralizaron el primero de Elia –que también marcó en Estambul– y otro de Visca en el 83’ con fuera de juego previo. Este tanto desencadenó una locura en el césped que duró 10 minutos, los que tardó el colegiado en pitar el final. En ese lapso de tiempo el Sevilla tembló, se aculó acobardado ante un rival que estaba exhausto y casi tira por la borda la eliminatoria regalando un falta en la frontal que la excelsa zurda de Emre envió al poste en el 90’. No entró y el destino otorgó al cuadro hispalense una vida extra en la Champions que deberá saber usar en la fase de grupos.

Y eso que el partido empezó prometedor para los intereses del Sevilla: en tres minutos le había creado dos ocasiones clarísimas a los turcos, pero la eterna candidez de Correa en los mano a mano –completamente solo disparó al centro, al muñeco, tras un gran pase de Banega– y apenas unos centímetros en una gran tiro cruzado de Ben Yedder impidieron la llegada del 1-0. La presión era coordinada en esos primeros minutos y, por tanto, muy efectiva. Otra muestra sucedió al cuarto de hora, cuando el empuje colectivo provocó la recuperación de Mercado, quien se plantó en la frontal y disparó un trallazo que zarandeó el poste derecho de la portería de Babacan. Todo parecía encarrilado aunque no había entrado ninguna de las tres claras oportunidades. Quizás por esa sensación, desaceleró el Sevilla, cuya presión dejó de ser orquestada y perdió el control del centro del campo, ya en poder de un Basaksehir más atrevido que en la ida.

Las bandas eran el peligro turco y esta vez le tocó sufrir más a Escudero que a Mercado. Las ayudas de Pizarro y de Correa siempre llegaban tarde por la banda izquierda y pronto lo penalizó el equipo de Avci. Con Adebayor caído hacia ese lado, el Caiçara inició una internada que pilló desprevenido a Pizarro. El togolés lo vio y el lateral, envió un fuerte pase en paralelo que Elia empujó a la red al ganarle también la partida a Mercado. Y estaba el lío formado: la eliminatoria a seguía en poder del Sevilla, pero las sensaciones eran parecidas a las del fin de semana ante el Espanyol. En ausencia de un medio de cierre, Pizarro se veía a veces sobrepasado, mientras que Banega sin balón apenas aporta y N’Zonzi se perdía más arriba. El problema estaba ahí y se traducía en un claro dato: 60% de posesión para el Basaksehir.

Con el 0-1, el equipo turco dejó de ser tan ofensivo y, aunque seguía gozando de espacios en la medular, ya no se atrevía a irse al ataque de forma tan clara, lo que permitió un respiro para los de Nervión en el último cuarto de hora, en el que igualaron ese porcentaje de posesión y recuperaron tranquilidad. La grada silbó. No le gustaba nada lo que veía y el fantasma que parece perseguir al Sevilla en la Champions sobrevolaba el Sánchez-Pizjuán.

Daba la sensación de que Pizarro y N’Zonzi, al menos en el partido de ayer, no encajaban juntos bajo ese dibujo de 4-3-3, pues el francés se desenvuelve mejor más atrás. Y Berizzo actuó: puso a ambos en paralelo, adoptando un 4-2-3-1 que funcionó desde el inicio de la segunda parte. Pronto se vio una presencia más aguerrida del Sevilla, los de blanco estaban más juntos y eran ya dueños del juego (54%). La mejoría se tradujo en alivio gracias al gol de Escudero, al que le sienta bien la Champions –tres goles ya del defensor–. La jugada la inició Correa cabalgando por la izquierda, le cerraron y abrió hacia el centro para N’Zonzi, que la prolongó a la banda para un Navas con espacios. Y eso es casi letal. El palaciego levantó la cabeza y la puso medida al segundo palo, donde esperaban Banega y Escudero. Fue éste el que cabeceó a la red. Suspiraba la grada, aunque el partido no estaba cerrado.

Con el veterano Basaksehir cada vez más cansado, el único problema a falta de media hora era que el Sevilla se desenchufara solo. Un gol de los turcos forzaba la prórroga, por lo que el Sevilla seguía atacando, a veces sin cabeza y otras sin puntería, sobre todo de un Correa por momentos desesperante pese a su evidente talento hasta los metros finales. Pudo casi sentenciar N’Zonzi en una contra bien llevada por Ben Yedder, que asistió a su compatriota para que éste fallara de forma algo torpe con todo a favor dentro del área. El porcentaje de acierto en las ocasiones de gol sigue siendo bajo en un Sevilla que ha marcado cinco goles y tres han sido obra de defensas. Actuó Berizzo y metió a Nolito por Correa. Y Avci refrescó su equipo con Napoleoni, goleador el fin de semana. Acertó de nuevo el entrenador del Sevilla, pues a los dos minutos Nolito peleó un balón, lo ganó, mareó a Attamah, asistió a Ben Yedder y éste la cruzaba ante Babacan para poner el 2-1 y el 4-2 en la eliminatoria.

Todo parecía hecho. Nada podía salir mal. Pero salió. Con el rival entregado, un despeje forzado de Lenglet –que se anticipó bien a un Napoleoni en fuera de juego– le cayó a Visca, más atento que Pareja. Fusiló a Rico y puso un nudo en la garganta en la grada. De ahí al final, las piernas de los jugadores del Sevilla quedaron paralizadas por el miedo, resucitando a un rival que rozó la remontada primero con una anticipación de Visca a Escudero –salió atento Rico– y después con una falta de Emre al poste que silenció al Sánchez-Pizjuán. No supieron los de Berizzo jugar ese tramo final de un partido –otro– decidido por detalles cuando podía haber quedado sentenciado si el equipo nervionense dominara las áreas. Creó más ocasiones que el rival y metió los mismos goles. Así no llegará lejos en la Champions, pero hay tiempo –una vida extra– que se puede aprovechar para corregir.

FICHA TÉCNICA

Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Nico Pareja, Lenglet, Escudero; N’Zonzi, Éver Banega (Sarabia, m.91), Pizarro; Jesús Navas (Montoya, m.85), Ben Yedder, Correa (Nolito, m.72).

Basaksehir: Volkan Babacan; Caiçara, Attamah, Epureanu, Clichy; Mahmut Tekdemir (Inler, m.83), Emre Belozoglu; Visca, Mossoró (Napoleoni, m.72), Elia (Kerim Frei, m.83); y Adebayor.

Goles: 0-1, M.17: Elia. 1-1, M.52: Escudero. 2-1, M.75: Ben Yedder. 2-2, M.83: Visca.

Árbitro: William Collum (Escocia). Amonestó a los locales Nico Pareja (m.66), Correa (m.69) y Lenglet (m.89), y a los visitantes Epureanu (m.49) y Mossoró (m.61).

Incidencias: Partido de vuelta de la eliminatoria previa a la fase de grupos de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante 34.243 espectadores. Césped en perfecto estado.