¿Por qué sale tan barato un bolso hecho en Bangladés?

Comercio justo. Estas tiendas se preguntan qué recibe el operario que fabrica lo que consumimos a precios de risa

23 nov 2016 / 07:24 h - Actualizado: 23 nov 2016 / 07:26 h.
"Comercio","ONG","Solidaridad","Tiendas en lucha"
  • Tienda de la Fundación Vicente Ferrer en Sevilla, ubicada en José Laguillo. / Jesús Barrera
    Tienda de la Fundación Vicente Ferrer en Sevilla, ubicada en José Laguillo. / Jesús Barrera

Alguna vez... ¿te has planteado que si compras una prenda fabricada en China o Bangladés a cinco euros, cuánto cobra el trabajador que la ha confeccionado? Detrás de esta pregunta e intentando incluir en la respuesta la dignidad humana y la justicia social está el comercio justo.

La Coordinadora Estatal de Comercio Justo explica que esta forma de intercambiar productos por dinero es «un sistema comercial solidario y alternativo al convencional que persigue el desarrollo de los pueblos y la lucha contra la pobreza. Se basa en condiciones laborales y salarios adecuados para los productores del Sur, que les permitan vivir con dignidad; la no explotación laboral infantil; igualdad entre hombres y mujeres: ambos reciben un trato y una retribución económica equitativa; el respeto al medio ambiente: los artículos se fabrican a través de prácticas respetuosas con el entorno en el que se producen. Por todo ello, el comercio Justo es considerado como una herramienta de cooperación. El comercio justo constituye, además, un movimiento internacional formado por organizaciones del Sur y del Norte».

Con mucho más detalle, para quien le interese profundizar en esta definición, está la propia web de la coordinadora, que en Sevilla posee dos tiendas: la de Intermon Oxfam en la calle Muñoz Olivé y la de Proyde en la avenida de San Juan de La Salle.

Pero esta coordinadora no es la única organización que se dedica al comercio justo en Sevilla. En la calle José Laguillo tiene su espacio la Fundación Vicente Ferrer. Allí, Jorge Garret explica que los sevillanos pueden ejercer una colaboración activa con una de las comunidades más pobres de la India con el sencillo gesto de comprar sus productos.

«Los elaboran mujeres en un taller artesano del estado de Andra Pradés, en el sur del país. Son mujeres que sufren una triple discriminación: por ser mujeres en la India, por ser de casta baja y por ser discapacitadas en un país en el que esa condición se ve por muchos motivos como una justificación para la exclusión social», explica. «La fundación busca cambiar el rumbo de sus vidas y que sea de la manera más digna posible. Cuando estas mujeres comienzan a llevar un sueldo a sus familias se las ve de otra manera en su comunidad. Y además del salario reciben educación y sanidad. Por fin consiguen autoestima, respeto, un sentido a su vida, autonomía e incluso amigas: sin esa ocupación estarían encerradas por sus familias en sus casas».

Los artículos que se pueden adquirir en la sede sevillana de la fundación son más de 100 productos de manualidades, desde telas pintadas y artículos de yute a bolsos (lo más vendido, recuerda Garret), pañuelos y fulares , lápices, manteles, posavasos y bisutería. «Hay dos tipos de clientes. El minoritario, que pasa por delante de la tienda y compra, y el mayoritario, que conoce la labor que desde hace décadas desarrollamos en la India y saben que por pagar un poco más por estos productos transforman la vida de algunas personas».

«Una parte de nuestro trabajo», prosigue el voluntario, «es concienciar y sensibilizar. Sí, un bolso nuestro cuesta 15 euros más, pero es que nos preguntamos quién está detrás. Si todos nos hacemos esas preguntas habrá una transformación social. En los países empleados como mano de obra barata... ¿cómo se consigue que un bolso nos cueste aquí 5 euros? ¿Cuánto le pagan a quien los hace? ¿Qué le cuesta a ese trabajador fabricarlos? Pero este debate es muy amplio, va más allá de mejorar las condiciones de vida de una comunidad. Son las preguntas y el debate de la esencia del capitalismo».