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Las casas encantadas y los lugares malditos

Según la leyenda popular, una casa embrujada puede contener a fantasmas, poltergeists, o hasta demonios

03 dic 2017 / 11:03 h - Actualizado: 03 dic 2017 / 14:27 h.
"La aventura del misterio"
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Se define un fantasma, en modernas enciclopedias como: «Los fantasmas (del griego, aparición), en el folclore de muchas culturas, son supuestos espíritus o almas desencarnadas de seres muertos (más raramente aún vivos) que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible (por ejemplo, tomando una apariencia visible, produciendo sonidos o aromas o desplazando objetos –poltergeist–), principalmente en lugares que frecuentaban en vida, o en asociación con sus personas cercanas».

Una casa encantada

Igualmente a una casa encantada como «un edificio o construcción donde supuestamente ocurren apariciones o fenómenos paranormales. Según la leyenda popular, una casa embrujada puede contener a fantasmas, poltergeists, o hasta demonios. A veces estas presencias según se informa siguen frecuentando el mundo físico después de que un acontecimiento trágico ocurrió en la propiedad, como un asesinato, una muerte accidental, o un suicidio. Antiguamente se daban casos donde, acaecidos hechos de este tipo, se decidía que, en lugar permitir que continuara sirviendo a la vida doméstica, la propiedad pasara a ser clausurada de forma en muchas ocasiones indefinida o prolongada, permitiendo que su estructura se deteriorase a causa de la falta de mantenimiento (de ahí que se tienda a entender que, si una casa presenta esta característica, quiere decir que es una casa embrujada); la forma más conocida de representar esta circunstancia era mediante tapias que se colocaban en puertas y ventanas de la propiedad. También pueden ser objeto de una maldición, como la Mansión Winchester en California. Otros ejemplos de casas encantadas famosas son Drumbeg Manor, en Donegal, (Irlanda), el Presbiterio de Borley, la Casa de Kompong Som, en Camboya, y la famosísima casa del horror de Amityville. Las casas embrujadas son elementos comunes en ficciones literarias o cinematográficas de horror y ficción paranormal. La estructura de una casa embrujada puede ser cualquier construcción desde un antiguo castillo europeo hasta una pequeña casa en un suburbio de construcción reciente. Sin embargo, muchos autores y directores de cine prefieren la arquitectura de principios del siglo XX o anterior, particularmente las mansiones oscuras».

Y todo ello, que puede parecer más de la ciencia ficción que de la realidad, está muy presente en la provincia de Sevilla, en una serie de puntos y ubicaciones donde lo paranormal cobra fuerza y sentido, mucho más entre aquellos que han sido testigos de lo imposible, testigos del prodigio, testigos y víctimas del misterio.

Misterios en el viejo cementerio de Arahal

Este nuevo recorrido lo comenzamos por la bella localidad de Arahal, y es que hoy mis artículos e investigaciones del misterio, van a tener una especial relevancia por la retroalimentación que supone en el difícil arte de investigar lo imposible, lo paranormal. El desencadenante de esta historia paranormal lo tiene una investigación si igual en la llamada Casa del Aire y en la cercana de El Coronil.

En el Arahal encontramos la denominada como Casa del Aire, una casa con muchos atractivos y una inquietante historia paranormal...

En Sevillapedia nos dan una descripción bastante detallada de este edificio: «La arquitectura doméstica en el XVIII adquirió en la Campiña una dimensión extraordinaria, al reflejar el resurgir de la economía agraria de nuestros pueblos. Esta casa con sus numerosos vanos al exterior, su gran despliegue espacial y la buena solución arquitectónica con la que combinaba el señorío y la de labranza, las tres fachadas y la planta prácticamente triangular del solar, es un ejemplo claro de la calidad, flexibilidad y funcionalidad de esta arquitectura barroca no siempre bien valorada.

La reciente restauración ha permitido recuperar la vida intensa del edificio, con sus originales contraventanas y parte de los pavimentos añadidos en el XIX y XX. La casa tuvo una portada principal a la plaza que pronto fue sustituida para utilizarse como fachada mirador o palco. La fachada de la calle Veracruz se adapta al quiebro de la calle, creando una sucesión de vanos y un ritmo de extraordinaria elegancia que enlaza con la cercana capilla de la Veracruz, sin duda proyectadas para complementarse mutuamente, formando uno de los conjuntos más armónicos y sencillos del urbanismo barroco andaluz.

En el patio principal conserva un excelente panel de azulejos, exponente del gusto estético en torno a la exposición Iberoamerica de Sevilla, en donde se mezcla la tradición costumbrista con el lenguaje de las vanguardias internacionales firmado por Juan Miguel Sánchez y fechado en 1927».

Un vecino, Victor J. Ogalla no apunta los primeros indicios sobre este nuevo edificio maldito.

En su interior se dan otra serie de sucesos misteriosos. Cuenta la historia más trágica que allí murió en el siglo XVIII una niña, desde entonces se aparece en la vieja casa, por sus pasillos, dejando sentir su fría y mortecina presencia: puertas que se abren y se cierra, luces que se encienden solas, ruidos sin explicación... incluso una misteriosa aparición o cara espectral en un espejo.

Muy cerca de Constantina, en el bonito pueblo de El Pedroso, en plena Sierra Norte, también nos encontramos con otro enclave aparicionista, en este caso a la Señora aparecida se le da el nombre de Virgen del Espino, a la que se le atribuyen algunos buenos milagros, de enfermos que recobran milagrosamente la salud o brotes epidémicos erradicados tras ofrecerles plegarias. Se la devociona el 15 de agosto de cada año.

Entre sus calles descubrimos también una casa habitada por la leyenda de un fantasma, se llama La casa del fantasma, ubicada al final de la calle Caleras y otrora propiedad de una de las familias pudientes del pueblo.

Así mi comunicante, mi fuente –que mantengo en el anonimato- me iba a mostrar un caso realmente apasionante y espectacular. Lo conocí en una ruta misteriosa junto a su familia y su sinceridad quedó de manifiesto desde el primero momento. Antonio me decía: «José Manuel, te cuento la historia. El lugar era el antiguo cementerio de Arahal. Con el crecimiento del pueblo este cementerio se quedó pequeño y además ya no a las afueras sino muy cercano a la comicida como barriada del polígono. El trasvase de los restos al nuevo cementerio situado en la Autovía del 92 se hizo de aquella manera y en lugar de este cementerio en 1991 se abrió el parque q aún mantiene gran parte de los árboles típicos de campo santo como los cipreses».

Antonio proseguía: «Durante el tiempo que estuvo abierto hasta hace un año o un poco más quizá allí pasaban sucesos extraños y sobre todo en una zona concreta en las que había unas escaleras hacia un mirador en el que según tengo entendido había una fosa común de la Guerra Civil. A pesar de ser uno de los pocos parques de Arahal era muy poco visitado, sobre todo por personas de mediana edad que conocían no sólo lo que allí hubo, sino lo mal que se hizo con los restos para llevarlos al nuevo cementerio... allí se te eriza el pelo con solo entrar y para más inri, la cantidad de árboles hace que entre poca luz y lo convierte en un sitio raro. Hace un tiempo que, no se concretarte, creo que por temas de memoria histórica se busca unas fosas y concretamente una que estaba en una pista de patinaje que habían construido», haciendo memoria de todos los hechos narraba impresionado: «Ahora se encuentra cerrado a cal y canto. Lo de las excavaciones creo está parado y el amigo que me confesó una experiencia que tuvo allí, está pasando lo más grande... es un jardinero que fue a regar hace una semana y fue el que escucho el grito de libertad y allí no había nadie. Creo que del susto que se llevó sigue allí todavía la manguera regando, se quedó petrificado».

No es el único suceso extraño en el lugar: «También me comenta este amigo que otro de los jardineros ha estado hace poco sulfatando por la noche y que no dejaba de escuchar quejidos y lamentos y como no podía ser de otra forma salió pitando. Así que este año los árboles de quedan sin sulfato...».

Un lugar indiscutiblemente marcado por el pasado y los fenómenos paranormales que allí hoy se manifiestan.

Miedo en El Coronil

En El Coronil encontramos es muy hermoso castillo de las Aguzaderas. Allí nos vamos a encontrar con la singular historia de su fantasma.

El castillo se data del siglo XIV, entre 1348 y 1355, siendo el Cabildo de la Catedral de Sevilla el que acomete unas importantes obras en el ya denominado castillo de las Aguzaderas. Allí, en ese marco nos narran la historia de «la sombra del guerrero», que dice que en las noches de luna llena puede verse la sombra de un guerrero que hace la por el adarve, y que estaría esperando el regreso de un amor perdido para siempre.

El cronista de El Coronil, José Garrido, cuenta la historia de una persona allí enterrada: «Conocemos el nombre de la única persona enterrada en el patio de armas de Las Aguzaderas. Es una mujer y se llama María Rodríguez. Cuando las fiebres pestilentes de 1800, María Rodríguez vive en Las Aguzaderas. ¿Qué hace allí? ¿Ha sido encerrada allí por enferma? La cosa es que está enterrada en el ruedo del castillo, y que, por lo tanto, si Las Aguzaderas tienen un fantasma, el fantasma es el de una mujer, y casi reciente».

Según la parapsicología, en una casa encantada se produce en realidad el fenómeno llamado infestación.

Apariciones en Camas

En ocasiones el destino laboral más estable y menos dado a que se pueda sufrir un fenómeno paranormal se convierte en un auténtico infierno cuando lo inexplicable se manifiesta.

«La verdad es que no se ni como contarte lo que me ocurrió una madrugada cuando estaba trabajando, aunque ha pasado casi dos años raro es el día que no recuerde lo que me sucedió», así de críptico comenzaba su relato un nuevo testigo de lo imposible, una nueva víctima del misterio.

El protagonista de esta escalofriante historia iba a tardar mucho tiempo lo que vivió: «Como te comentaba..., no sé cómo contártelo, así que va a ser la cual me pasó. Yo trabajaba de vigilante de seguridad cuidando unas tuberías que iban a subsanar un problema de canalizaciones y poner nuevas en el pueblo de Camas, en Sevilla, en el campo que hay cerca del cementerio».

El testigo es vigilante de seguridad y recordaba: «Yo hacia el servicio dentro de mi coche ya que no disponía de otro sitio, al principio era como otra noche más, sobre las 2.45 de la madrugada salí del coche para estirar las piernas, aprovechando para orinar. Al darme la vuelta vi que alguien se acercaba, pero cada vez que se más cerca estaba me iba dando cuenta que no era normal, era muy alto, muy delgado y encapuchado».

El testigo tuvo muy cerca a esa extraña aparición en las proximidades del cementerio: «Llegué a tenerlo cara a cara, a menos de un metro, no tenía rostro, era como una sombra y emitía un ronroneo muy similar al de los gatos. Me quedé helado, sólo se me ocurrió meterme en el coche y arrancarlo para salir corriendo. Terminé de hacer el servicio fuera en la entrada del camino».

Nuestro testigo, del que omitimos su identidad, afirma sin rubor: «No lo he contado a nadie ya que me tomarían por loco y sí me he decidido a contártelo es debido a que escuché en la radio una historia que alguien se encontró con un individuo semejante al que yo tuve cara a cara».

¿Ha vivido una situación similar? Son los llamados ensotanados, entidades de un pasado que se manifiestan en nuestro presente sin que sepamos aún el motivo ni su deseo.

El Palacio maldito de Castilleja

Pero no es el único caso, cerca de allí, en Castilleja de la Cuesta encontramos un testimonio estremecedor, su comunicante es María D. y nos decía: «Le diré que investiguen el antiguo palacio de Hernán Cortés, allí en el año 1991, durante su restauración fui testiguo de numerosas formas extraña... Apariciones... Eran soldados que acompañaban a una joven. Debido a ello cuatro guardas de seguridad abandonaron su trabajo por el pánico que les ocasionaban. Aquellas apariciones, aquellos fantasmas siempre se aparecían en el mismo lugar: las escaleras de mármol».

Pero profundizando en su experiencia recordaba y me narraba: «Yo fui testigo de todo ello, después de aquello nos trasladamos y no hemos vuelto a pisar Sevilla. Era en un antiguo palacio que había en la calle detrás de la Alameda, ahora hay apartamentos y dúplex. Cuando mi marido trabajaba allí regresaba a casa temblando todos los días. Un día decidí pasar la noche allí para ver que ocurría y lo comprobé: era el fantasma de una dama vestida de blanco custodiada por soldados, pero lo más impresionante era su llanto que era muy era real».

El pánico sentido por aquel testigo fue tal que se trató de quitar de vida mi marido atormentado por lo que vio. Debido a ello no volvió a trabajar por las noches debido a «otras cosas que vio y de las que prefiere no hablar».

La testigo remataba contundentemente: «me atrevo a contarle todo esto por qué quiero saber que pasó allí y me gustaría entender lo que allí pasa para que se escuche ese llanto, después de tanto tiempo hay noches en las que me despierto escuchando aquel llanto, sé que es en mi cabeza pero me ayudaría a entenderlo, a saber el saber lo que pudo pasar en ese lugar. Por el edificio pasaron más de seis vigilantes y todos abandonaron el trabajo...».

Casos de casas encantadas en Sevilla, en su provincia, y yo, siempre, me quedaré con esa inigualable definición que en El espinazo del diablo se pone de manifiesto: «¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor, quizá algo muerto que parece por momentos vivo aún, un sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma, eso soy yo».