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Los milagros de la Virgen de los Reyes de Sevilla

La relación del rey Fernando III con la Virgen María está ligada desde su infancia cuando cayó enfermo

15 ago 2019 / 10:37 h - Actualizado: 15 ago 2019 / 10:42 h.
"La aventura del misterio"
  • Los milagros de la Virgen de los Reyes de Sevilla

Cuenta la Historia más heterodoxa, o la más enraizada leyenda, que la figura de la Virgen de los Reyes de Sevilla vivió un suceso que dejó perplejos a los sevillanos.

La Virgen de los Reyes es la patrona de la Archidiócesis de Sevilla y su figura es tan misteriosa como desconocido su autor. Su figura fue encargada por el propio rey Santo, por Fernando III de Castilla, qué buscó quién la hiciera exactamente igual que la que él soñó con motivo de la Reconquista, en concreto de la plaza de Sevilla.

Cuenta la misma leyenda que fueron unos peregrinos que procedían del Norte y que le hicieron aquella imagen a cambio de cobijo en el Alcázar. El monarca accedió pero, desconfiando, mandó vigilar los aposentos de los mismos. Decían ser artesanos de paso, en las habitaciones no se sentía ningún ruido y enojado el rey mandó entrar para controlar el trabajo de aquellos.

Cuando la guardia entró ya no estaban, al registrar la habitación descubrieron un objeto tapado por una sábana, al tirar de ella surgió la imagen de la Virgen de los Reyes y Fernando III cayó de rodillas mientras se le manifestaban tres ángeles, que él identificó con los peregrinos, que en agradecimiento le entregaron la propiedad de dicha imagen. Aunque posiblemente fue un regalo de su primo el rey de Francia.

La relación del rey Fernando III con la Virgen María está ligada desde su infancia cuando cayó enfermo y su madre llevó a la cabecera de su cama la imagen de la Virgen procedente de un convento de Burgos, entonces -de una manera casi milagrosa- el monarca cobró la salud. Eran mediados del siglo XIII, y en esa época una gripe te podía llevar a la tumba.

Años después aquel prodigio asombró a Fernando III cuando se encontraba a las puertas de Sevilla y sumido en la meditación, y preocupación, de cómo tomar la ciudad se le apareció la Virgen calmándolo y diciéndole que tomaría aquella plaza en manos musulmanas. Aquel rostro jamás se le olvidaría al monarca y fue el rostro precisamente que encargó escultores de Sevilla, con un resultado tan negativo que ninguno pudo dar con el rostro buscado excepto aquellos peregrinos.

Con el tiempo Fernando III murió y su cuerpo fue guardado en un sarcófago en la Catedral de Sevilla, en el altar mayor, bajo la Virgen de los Reyes. Allí llegaría una nueva sorpresa, casi mágica: se descubriría que el rey Santo estaba incorrupto y que de alguna forma había conservado todo el rancio abolengo que su cargo.

La Virgen de los Reyes no deja de tener otros sobresaltos con el tiempo, así durante la Guerra Civil, en mitad de la noche, cuando se disponían a quemarla se vio a una señora de ropajes largos que salió caminando por el templo y que se identificó con la Virgen de los Reyes.

En otra ocasión se vio a un dama de nobles vestimentas esconderse a una capilla, cuando el Deán la siguió descubrió que la capilla estaba sola y que la figura de aquella no podía ser otra que la de la Madre de Dios, no pudiendo reprimir su miedo, admiración y fervor.

Leyendas en torno a una imagen venerada en la ciudad y de gran devoción, para unos una realidad milagrosa aunque me temo que tan sólo tiene su realidad allá donde domina la fe.