Síndone: lo inexplicable en la Sábana Santa

La historia de la Sábana Santa es el reflejo de las propias inquietudes del ser humano en la búsqueda de lo imposible

25 mar 2018 / 13:27 h - Actualizado: 25 mar 2018 / 15:01 h.
"La aventura del misterio","Semana Santa"
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La historia de la Sábana Santa es el reflejo de las propias inquietudes del ser humano en la búsqueda de lo imposible, en muchas ocasiones de aquello que le hubiera gustado que fuera y, sin embargo no es, o aquello que realmente es y falta aún una demostración más aseverada y con más peso, quizás de la mano de la Ciencia. Pero Ciencia y Fe no suelen ir, habitualmente, unidas sino todo lo contrario, el empirismo de la Ciencia se enfrenta, en la mayoría de los casos, con la creencia ciega, y ello es motivo de conflicto.

En Turín se encuentra una de las reliquias más importantes de la Cristiandad, la más importante diría yo. Cuando se tiene la oportunidad de entrar en la capilla de Guerini el visitante, el devoto o, simplemente, el curioso, queda absorto ante una pieza de lino de 4,36 metros por 1,10 metros y que muestra la imagen frontal y dorsal de un hombre que ha sufrido las mismas heridas que Jesús de Nazaret en la cruz del monte Gólgota hace casi dos milenios.

Es un motivo de conflicto entre aquellos que opinan que se trata de la mortaja que acogió al cuerpo de “Hijo de Dios” y entro los que piensan que es un lienzo falso, realizado por un hábil artesano o alquimista del siglo XIII... ¿Quién sabe? La pregunta sería: ¿Cuánto hay de real y de falso en la Sábana Santa? ¿Es auténtica o es, realmente, una obra de un artista de ese siglo?

De los restos y despojos quedaron ‘piezas’ que se guardaron celosamente, se escondieron y eran, con el paso del tiempo, presentadas como el recuerdo de aquella personalidad ilustre que les llevó por el camino de la fe. Restos como trozos de huesos de manos, dedos, costillas... Y dependiendo del santo podían llegar a tener un efecto milagroso sobre la persona, sobre el devoto, efectos sanadores en virtud de los cuales la persona se curaba de sus males. Debido a ello gozaron de una enorme popularidad pero también fueron muchas las piezas que se presentaron como auténticas y, realmente, jamás se supo –en el pasado- si habían pertenecido al santo en cuestión o no, era sólo fe. Todo ello hasta que la Ciencia evolucionó y trató de poner cordura allá donde sólo existía fervor, trató de poner orden donde sólo existía un ordenado caos piadoso, y comenzaron a llegar las sorpresas...

Pero... ¿saben? La Sábana Santa es una falsificación del medievo o, al menos, eso dijo la Ciencia cuando a finales de la década de los 80 del siglo pasado se realizó la prueba del carbono 14 sobre muestras extraídas de la pieza de lino. El resultado fue desalentador. El cardenal Anastasio Ballestrero comunicaba textualmente lo siguiente: “Con un informe llegado al custodio pontificio de la Sábana Santa el 28 de septiembre de 1988, los laboratorios de la Universidad de Arizona, de la Universidad de Oxford y del Politécnico de Zurich que han efectuado medidas de datación con el carbono 14 del tejido de la Santa Sábana, a través del doctor Tite, del Bristish Museum, coordinador del proyecto, han comunicado finalmente el resultado de sus experiencias.

Tal documento precisa que el intervalo de la fecha calibrada asignada al tejido del Sudario con el nivel de confianza del 95 por ciento está entre el año 1260 y el 1390.

Al dejar la ciencia la valoración de estos resultados, la Iglesia reafirma su respeto y veneración por este venerable icono de Cristo, que sigue siendo objeto de culto de los fieles en coherencia con la actitud expresada desde siempre en relación con la Sábana Santa, en la cual el valor de la imagen es preeminente respecto al eventual valor de carácter histórico, actitud que hace caer las gratuitas ilaciones de carácter teológico avanzadas en el ámbito de una investigación que había sido planteada como únicamente y rigurosamente científica.

¿Cuál es el problema que plantea el lienzo demostrada su falsedad?

Pues que no es tan sencillo como pudiera parecer pues la prueba del C14 incurrió en graves errores, quizás el mayor pudo haber sido el de no descontaminar las muestras convenientemente, hecho que habría alterado la datación inexcusablemente, o –tal vez- el tomar muestras de un remiendo con lino extraído de corporales religiosos del siglo XIII, muchas son las especulaciones que ponen en entredicho la controvertida prueba realizada sobre el tejido. Y, quizás, no les falte razón pues la Historia de la Sábana Santa nos lleva a conocer diferentes episodios que pudieron alterar esa datación con un valor añadido.

Cuando el visitante contempla la Sábana Santa, o Síndone, le llama la atención unas extrañas marcas triangulares... El tejido, cruzado en forma de ‘espiga de pez’, ve interrumpida sus líneas por ocho quemadura, ocupan ocho posiciones a izquierda y derecha del crucificado. Marcas que hacen que la atención del observador se desvíe y motive la pregunta y la curiosidad: ¿Cómo se produjo ese daño tan visible?

La respuesta la encontramos en el lejano año de 1532, la noche del 3 al 4 de diciembre. Fue entonces cuando se produjo un pavoroso incendio en el lugar donde se veneraba y guarda el lienzo, era el Palacio Ducal de Chàmbery (Francia). Allí la Sábana Santa estaba en el interior de un arca, un arca de plata. Se cree que fue producto de una de las velas o cirios devocionales que provocó el incendio Rápidamente se trasladó por todo el edificio que, como era común en la época, tenía en la madera uno de sus componentes más utilizados. La alta temperatura de la combustión comenzó a hacer efecto en el arca. El lienzo estaba en su interior doblado, plegado, en varias partes, de forma que quedaba muy recogido; el recipiente que contenía a la ‘reliquia’ comenzó a fundirse y una gota de plata cayó sobre ella...

La Sábana Santa se encontraba doblada en diferentes pliegues en su interior y fue cuando al caer sobre su superficie caló la tela atravesando la siguiente capa y así sucesivamente. El daño era visible y, rápidamente, las monjas clarisas se dispusieron a remendar aquel desastre. Debido ello se emplearon hilos de otra época, no pertenecientes al siglo I d.C. (obviamente), y también el lienzo recibió la combustión de su propio tejido al entrar en ignición, esto habría hecho que la cantidad de carbono 14 hubiera quedado alterada irremisiblemente. Pero...

El polémico C-14

Pero el resultado del C-14 fue también criticado dentro de sectores científicos, por personas de Ciencia que sabían que cualquier anomalía mínima podría alterar la prueba y la datación. Jean Bautiste Rinaudo, biólogo francés, fue uno de ellos. Es científico de medicina nuclear del Laboratorio de Biofísica de Montpellier y realizó un curioso experimento irradiando un tejido de tres milenios de antigüedad, perteneciente a una momia, durante unos minutos ayudándose del acelerador de partículas del Centro de estudios nucleares de Grenoble. Cuando sometió la muestra a una prueba de datación, resultó que había “rejuvenecido” 500 siglos... Por ese mismo principio y dado el desconocimiento que se tiene en cuanto a la formación de la impronta de la Síndone, cualquier anomalía energética relacionada con la Síndone podría haber alterado su datación.

Otras pruebas para que sea una pieza del siglo I

¿Hay alguna otra “prueba” que pueda determinar que la edad del lienzo es mucho más antigua de lo que determinó el C-14? La respuesta es afirmativa. Se trata de una sustancia que podría ser un elemento importante para la datación de la Síndone y que puso de manifiesto el doctor Raymond Rogers, uno de los miembros de la STURP (proyecto de investigación del lienzo), que en 2005 afirmó que las muestras de tejido que se sacaron para someterlas a la datación por radiocarbono habrían sido tomadas de un lugar equivocado, de un lugar que se correspondería con la zona que se restauró del Sudario y que, para simular mayor antigüedad fue igualado el color con técnicas de envejecimiento pero que eran una porción sensiblemente más joven. Las afirmaciones realizadas en la revista Thermochimica Acta causaron un gran impacto, pues el resultado final era demoledor: las muestras tomadas para la datación del C-14 pertenecían a un remiendo –de la llamada “tela de holanda”- que sería el causante de dar una datación correcta, pues la edad de esa parte es del siglo XIII pero no la del lienzo, una confusión que habría sido muy cuestionable pero que podría entrar dentro de lo posible.

La clave estaría en una sustancia llamada “vainillina”, que estaría presente en el sudario en la “tela de holanda” pero no el lino del resto de la Sábana Santa, es decir: la vainillina se formó en la tela de los remiendos de las clarisas pero no el lino original. Este componente se va reduciendo a lo largo de los años y estaba presente en esos tejidos añadidos del siglo XIII-XIV pero no en el tejido del siglo I d.C. Así la vainillina está presente y es detectable en los tejidos del medievo pero en los antiguos, como en los de las momias egipcias, no tienen ninguna presencia. La “vainillina” será la “constancia” que el lienzo tiene una antigüedad de dos milenios.

Pero las sorpresas no vienen solas y en 1898 se produciría un hecho que dejaría sin palabras a la sociedad de su época. Como parte de la celebración de la boda del Víctor Manuel III de Saboya con la princesa Elena Petrovich-Niegos, se procedió a una ostensión pública del lienzo desde el 25 de mayo de 1898 hasta el 2 de junio del mismo año. La fotografía aún no alcanzaba unos niveles de profesionalidad y muchos de aquellos pioneros eran sólo aficionados. Uno de aquellos “aficionados” era el abogado turinés Secondo Pía que recibió un permiso especial para realizar una fotografía de la Síndone. El propio Pía relataba como el barón Antonio Manno lo había apoyado para realizar aquella fotografía que de tan buena gana había aceptado el rey Humberto.

Cuando se realizó la fotografía Secondo Pía pudo comprobar como la Sábana Santa, el negativo, mostraba una perfecta imagen del cuerpo del crucificado. ¡Era imposible! Una imagen que se comportaba como un negativo fotográfico parcial. ¿Quién podría haber falsificado algo así?

Hubo quienes apuntaron directamente a Leonardo da Vinci como su autor, en una hipótesis que fue contemplada como posible e innovadora... El problema es que si el lienzo, según el C-14, es de entre los años 1260 y 1390 Leonardo en verdad debió de ser un genio... Le faltaban 60 años para nacer.

Otro curioso estudio que se realizó sobre la Sábana Santa fue el de la recogida de muestras de polen en una rama de la Ciencia llamada palinología. De entre todos los expertos que han participado en las diversas investigaciones, mayores o menores, realizadas en el tiempo sobre la Síndone destacó, entre otros, en 1973 y en 1978, un palinólogo, criminólogo y botánico suizo llamado Max Frei; la prueba que Frei pretendía realizar sobre la Sábana Santa era sencillo: quería extraer del lienzo los vestigios de polen que pudiera haber y someterlos a estudio para tratar de determinar su procedencia y fecha aproximada en la que fueron depositados en la tela. Se temía cómo pudiera hacer esta delicada operación pero todo resultará más sencillo que los complejos sistemas que muchos de los participantes pensaron, simplemente se ayudó de trozos de cinta adhesiva para pegándolos sobre la tela, sobre la urdimbre, tirar de ella y desincrustar los restos orgánicos (polen) que pudieran estar pegados, adheridos a los mismos. Una vez obtenidas las muestras se sometieron a un análisis minucioso de identificación que tuvo resultados realmente sorprendentes y nuevamente reveladores.

La palinología es una rama de la Botánica que se encarga del estudio del polen de las plantas. La intención del criminólogo era la de encontrar los pólenes de plantas endémicas, que pudieran orientar sobre el recorrido histórico que ésta realizó y si se correspondía con el que históricamente se aceptaba o si, por el contrario, mostraba otro diferente o en caso de ser una falsificación -como ya en la época, antes del C-14, se decía-. Así también resultaría interesante pues había plantas extinguidas que podrían haber dejado su huella, en forma de polen, en la Sábana Santa, y el valor botánico que tendría una pieza de esas dimensiones sería realmente magnífico.

En el lienzo se encontraron pólenes que se correspondían con el recorrido histórico y de movilidad de la Sábana Santa por Europa, pólenes que se correspondían con otras tantas plantas por las que discurrió geográficamente, algunas de ellas ya extinguidas. El problema de aceptar que la Sábana Santa es una falsificación viene motivado que en el siglo XIII no se conocía el microscopio ni la clasificación de pólenes, la pregunta vuelve a ser... ¿Cómo es posible? Existían pólenes de Jerusalén, de Israel, de Siria, de Turquía, de Grecia, de Francia y de Italia, es decir: el mismo recorrido que se le atribuye históricamente.

¿Es posible hacer una Sábana Santa?

En nuestros tiempos, en el siglo XXI, la respuesta debe ser: realizar un lienzo que reúna todas y cada una de las características de la Sábana Santa es imposible –con resultados análogos-. Sin embargo ha habido interesantes y acertadas aproximaciones. Consecuentemente podemos admitir una falsificación del lienzo en la actualidad pero... ¿Y en el siglo XIII? La respuesta es un NO rotundo. No se disponía ni de conocimientos ni de tecnología para poder llevar a cabo algo así. Es imposible.