Sofía Reguera posa con su hija, que muestra su DNI.
Sofía Reguera, la mujer que reclama ser reconocida como hija legítima de un terrateniente de El Coronil ya fallecido, salió ayer emocionada y muy contenta del juicio, después de escuchar que las probabilidades de que su filiación sea cierta son de un 99,9%. Es lo que mantuvieron dos peritos del Instituto Nacional de Toxicología que declararon ayer en la vista celebrada a puerta cerrada, según informó el abogado de Reguera, Fernando Osuna.
La mujer asegura que su madre, que servía como criada en casa del ganadero, mantuvo con él una historia de amor durante años y que él nunca perdió el contacto con ella hasta su muerte en 1970. Según su versión, la relación era conocida por los vecinos del municipio, como declararon varios testigos, incluido un exalcalde del municipio que mantuvo que a Reguera la conocían con el diminutivo del apodo del supuesto padre.
A la vista de estos testimonios y de las pruebas, la Fiscalía se adhirió a la postura de la mujer y solicitó que sea declarada hija legítima del fallecido, un ganadero que dejó una herencia estimada en 15 millones de euros a su único heredero, el supuesto hermano de esta mujer, que negó que Sofía Reguera sea su hermana apoyándose también en la declaración de varios testigos.
La mujer, que ayer estuvo por primera vez sentada frente a su supuesto hermano, aunque no cruzaron palabra ni apenas se cruzan las miradas, reiteró ante el juez que ella siempre supo que el ganadero era su padre porque su madre, con la que él seguía viéndose, nunca se lo ocultó ni él se desentendió.
Según su relato, la historia comenzó en los años 40 cuando su madre, Rosario, que servía en casa del ganadero, inició una relación con él que duró varios años y a la que la familia de él siempre se opuso. Cuando la mujer se quedó embarazada, la alejaron de la finca con engaños y a él lo obligaron a casarse con una chica de su estatus.
Ambos habrían seguido viéndose, y el hombre visitando a Sofía cuando era niña, hasta la muerte del ganadero cuando todavía era joven, en 1970, con 47 años y sin dejar testamento. La madre de Sofía vivió hasta 2004, pero nunca quiso reclamar nada.
Sin embargo, en 2008 Sofía, que ahora tiene 63 años, decidió iniciar los trámites para ser reconocida como hija legítima de su supuesto padre; en ese momento, según asegura, el hijo del ganadero exhumó tanto a su padre como a sus abuelos paternos y los incineró, lo que ha impedido realizarles las pruebas de ADN. En el juicio, el demandado alegó que lo hizo por unos problemas burocráticos con los nichos donde yacían.
Tras años de litigios, la mujer logró que su supuesto hermano se hiciese unas pruebas de ADN. Los contundentes resultados han logrado que la Fiscalía respalde la demanda, por lo que el abogado Fernando Osuna se muestra optimista sobre que la juez estime la demanda y reconozca la legítima filiación de Reguera. De ser así sería necesario otro juicio donde se determinaría el reparto de la millonaria herencia. Todo un culebrón rural que, en un sentido o en otro, parece llegar a su fin décadas después.
