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15 años del miedo al frente del mundo

Los atentados del 11S sucedieron hace justo 15 años. El mundo ha dejado de ser el mismo desde que se endurecieron los controles en los aeropuertos, EEUU invadió Afganistán, luego Irak, los atentados se repitieron en Madrid, Oriente Medio estalló, los gobiernos comenzaron a espiar a todos, el caos parió al Estado Islámico...

11 sep 2016 / 10:14 h - Actualizado: 11 sep 2016 / 10:40 h.
"Terrorismo","11-S"
  • Una de las dos Torres Gemelas, aún en pie tras el derrumbe de la otra, el 11S. / Policía de Nueva York (Efe)
    Una de las dos Torres Gemelas, aún en pie tras el derrumbe de la otra, el 11S. / Policía de Nueva York (Efe)

El 11 de septiembre de 2001 la Tierra entera tembló. Todo el mundo recuerda qué estaba haciendo sobre las 15.00 horas (hora española, las nueve de la mañana en Nueva York) cuando por la radio de vuelta del trabajo o en los informativos de la TV pudo ver en directo el mayor atentado de la historia: el secuestro de cuatro aviones de pasajeros por suicidas de Al Qaeda para estrellarlos contra las Torres Gemelas, el Pentágono y –este fue derribado antes– la Casa Blanca.

Este redactor fue enviado por el director de El Correo de entonces, Fernando Orgambides, a la base de Morón de la Frontera. La redactora de Cultura Olga Granado, de vacaciones en Nueva York, nos hizo llegar una crónica de urgencia, dictada al teléfono, desde Manhattan, cubriéndose del polvo de los escombros de las Torres Gemelas.

El 11S también se notó en Sevilla: el tráfico aéreo militar aumentó sensiblemente esos días, y aún más semanas más tarde, cuando las bases andaluzas funcionaron como eslabón para la invasión de Afganistán.

15 años después la tragedia, que costó más de 3.000 vidas, sigue marcando el día a día en todo el globo. Los Gobiernos espían a sus ciudadanos, a aliados y enemigos, a través de los móviles; el campo de prisioneros de Guantánamo sigue abierto; Oriente Medio más convulso desde que el 11S se usara como excusa para invadir Irak (en una guerra de la que España se retiró a los pocos días de sufrir su mayor atentado: el 11M, relacionado directamente con el conflicto).

Los controles en los aeropuertos no han hecho más que incrementarse, y, aunque no ha conseguido dar un golpe tan sangriento, el Estado Islámico compite con lo que queda de Al Qaeda por su herencia de terror (el líder de estos últimos, Ayman al Zahawiri, acaba de amenazar con repetir «mil veces» el 11S) y se repiten atentados en una Europa que se encierra en sí misma, que ve un burkini y saca al pequeño nazi que guarda en su esfera de confort. Los atentados contra musulmanes también se han multiplicado en EEUU.

Allí las heridas siguen muy abiertas. Ayer el Gobierno federal celebró de forma oficial su regreso al World Trade Center (WTC) de Nueva York, donde ha vuelto a abrir oficinas 15 años después del 11S. Ocupan seis pisos de la llamada Torre de la Libertad, que sustituye a los edificios derribados y que se inauguró en el año 2014.

Pero más allá del triunfalismo, las víctimas, con el disgusto diplomático para la Casa Blanca, tienen al alcance de la mano denunciar al Gobierno de Arabia Saudí –al que alguna de las conspiranoias sitúan detrás de los atentados–, tras aprobar la medida la Cámara de Representantes el viernes. La desconfianza y la certeza de que los grandes atentados se repiten –ahí está el verano de 2016 en Francia– han quedado como herencia de un día que nunca debió haber sucedido. El presidente de EEUU, Barack Obama, pide en vísperas del aniversario que el país no ceda «al miedo». Sin embargo, el miedo se instaló el 11S en el ánimo de todos y ha logrado cambiar el mundo.