Macri llama a los argentinos a ejercer «el arte del acuerdo»

El nuevo presidente de Argentina apuesta en su toma de posesión por evitar la confrontación que «lleva a caminos errados» e insiste en la «pobreza cero»

10 dic 2015 / 22:20 h - Actualizado: 10 dic 2015 / 23:36 h.
  • El nuevo presidente justo después de ser investido. / David Fernández (Efe)
    El nuevo presidente justo después de ser investido. / David Fernández (Efe)
  • El rey Juan Carlos asistió a la toma de posesión. / D. F (Efe)
    El rey Juan Carlos asistió a la toma de posesión. / D. F (Efe)
  • Mauricio Macri con su mujer, Juliana Awada. / J.I. Roncoroni (Efe)
    Mauricio Macri con su mujer, Juliana Awada. / J.I. Roncoroni (Efe)

Mauricio Macri tomo ayer posesión de la Presidencia de Argentina en un traspaso atípico, marcado por la ausencia de su antecesora, Cristina Fernández, y con un llamamiento a la unidad de los argentinos para dejar de lado la confrontación y aprender «el arte del acuerdo». «Gracias por acompañarnos. Tenemos que seguir juntos, esta Argentina la construimos todos juntos», exclamó Macri, asomado a uno de los balcones de la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, ante una multitud congregada en la Plaza de Mayo con banderas argentinas.

Con la banda presidencial cruzada, el bastón de mando en la mano y acompañado por su tercera esposa, la diseñadora Juliana Awada, y la pequeña hija de ambos, Antonia, el gobernante dijo a los congregados ante la Casa de Gobierno que su equipo tiene «mucha vocación por hacer para que los argentinos vivan mejor». Entre exultante y emocionado, Macri, de 56 años, los últimos ocho como alcalde de Buenos Aires, se lanzó a bailar en el balcón de la Casa Rosada, un lugar simbólico del poder en Argentina, mientras la vicepresidenta, Gabriela Michetti, se arrancó a cantar. Minutos antes, dentro de la sede del Ejecutivo, Macri había recibido los atributos de mando, eje de una insólita puja que por días le enfrentó con la expresidenta Cristina Fernández.

Una polémica que terminó con la decisión de Fernández de no asistir al juramento de su sucesor después de que la Justicia determinara que su mandato concluía a la medianoche de ayer miércoles, lo que la dejaba sin poder para decidir sobre los detalles del traspaso de poderes.

El fallo judicial dio paso a un hecho inédito: una presidencia provisional de algo menos de doce horas, entre la de Fernández y la de Macri, que ejerció el titular del Senado, Federico Pinedo, quien fue finalmente quien entregó el bastón y la banda.

No hubo abucheos desde el kirchnerismo para el nuevo presidente, interrumpido varias veces por los aplausos de los legisladores en un discurso de 25 minutos en el que no adelantó ninguna medida concreta y se limitó a enunciar sus promesas de campaña: pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y contra la corrupción.

Para lograr estos y otros objetivos, subrayó, será fundamental dejar de lado las «confrontaciones» que han llevado a los argentinos «por caminos errados». Entre las personalidades que acudieron a la toma de posesión se encontraba el rey emérito de España Juan Carlos I.

MILES DE PERSONAS ARROPAN A CRISTINA

Horas antes de la toma de posesión del nuevo presidente, la expresidenta Cristina Fernández dijo ayer adiós a ocho años como presidenta de Argentina y doce de kirchnerismo en el poder, en un emotivo acto a las puertas de la Casa Rosada ante decenas de miles de militantes congregados en la Plaza de Mayo que siguieron su último y emotivo discurso. «Gracias por tanta felicidad, gracias por tanta alegría, por tanto amor. Los quiero, los llevo en mi corazón y siempre voy a estar junto a ustedes», exclamó Fernández, con voz quebrada, sobre un escenario envuelto con la bandera argentina. De blanco impecable, con la Casa Rosada a sus espaldas, la mandataria saliente aseguró que «después de doce años y medio» del proyecto político iniciado con la llegada de su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, al poder, puede «mirar a los ojos de todos los argentinos».