De las colas del 92 a las carreras del 2000

22 abr 2017 / 08:00 h - Actualizado: 22 abr 2017 / 08:00 h.
"Madrugá","La Resurrección","Cuerpo de ciriales","Sucesos de la Madrugá 2017"
  • <p></p><p>Las estampidas provocaron escenas de pánico y pavor en los cortejos procesionales. / Manuel Gómez</p>

    Las estampidas provocaron escenas de pánico y pavor en los cortejos procesionales. / Manuel Gómez

  • La Campana se llenó para recibir a la hermandad de Santa Marina en su nuevo horario matinal. / J. Barrera
    La Campana se llenó para recibir a la hermandad de Santa Marina en su nuevo horario matinal. / J. Barrera
  • La de Guadalupe vestida de hebrea fue una de las estampas de la Semana Santa. / Jesús Barrera
    La de Guadalupe vestida de hebrea fue una de las estampas de la Semana Santa. / Jesús Barrera
  • La Virgen de Guadalupe –en su traslado de ayer– preside hoy el pregón de Miguel Andreu. / M. Gómez
    La Virgen de Guadalupe –en su traslado de ayer– preside hoy el pregón de Miguel Andreu. / M. Gómez

«En el año 92 Sevilla aprendió a hacer colas en la Expo; en el 2000, desgraciadamente, los sevillanos aprendieron a correr en una aglomeración». La frase, pronunciada por cierto hermano mayor horas después de hacer recuento de bajas y daños materiales en su cofradía, es sintomática de la desolación y del escepticismo instalados entre las hermandades de la Madrugá tras el zarpazo vil –el quinto en dieciocho ediciones– que ha vuelto a dejar malherida la que hasta no hace mucho era tenida por la noche más hermosa de Sevilla.

Desde aquel infausto 2000, el mal de las estampidas, del pánico colectivo y de la psicosis a lo desconocido parece haberse implantado con tanta fuerza bajo la epidermis de este paciente crítico y agonizante que su debilitado organismo aún no ha podido desarrollar los anticuerpos necesarios para combatir esa sensación de vulnerabilidad e inseguridad que corre por sus venas, reforzada este año si cabe por el terror de los atentados yihadistas en el corazón de la vieja Europa. Algo, al menos, se ha avanzado este año respecto a los precedentes de 2005, 2009, 2015: si los amagos de carreras no fueron a más ha sido gracias en buena parte a la reacción de los propios nazarenos y parte del público, llamando a la calma y aplaudiendo reiteradamente y con fervor a los cortejos.

No les falta razón a quienes vaticinan para esta jornada un horizonte próximo marcado por un receso de público y la caída de participación en las filas nazarenas. Pero no hay que resignarse a la impotencia. Es necesario lanzar un mensaje de esperanza. Para salvar la Madrugá hace falta sólo una cosa: que la gente vuelva a sentirse segura arropando a los cortejos, que recupere la confianza, algo que quizás no se consiga con esas medidas de Semana Santa ficción (arcos de seguridad, detectores de metales, megafonía callejera y aforamientos desmedidos) que lejos de llamar a la calma alimentan el monstruo de la intranquilidad. Antes que romper definitivamente con la tradición de ver cofradías en Sevilla, hay que limpiar las calles de sillitas, de lotes de alcohol y de mala educación. Eso es lo que hay que perseguir. ¿Y cómo se combate ese preocupante salto hacia el abismo de la degradación que se ha observado este año en el comportamiento de una parte del público con la aparición de timbas de cartas, mesas de picnic y esterillas de playa mientras se espera a una cofradía? Pues como ya ha sugerido el delegado de Seguridad y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, –quien ha demostrado sentir y amar esto como el que más– mediante una ordenanza que acabe, por ejemplo, con esa tribu devoradora de pipas que planta su sillita en primera fila y, como sucede en Valdelagrana con las sombrillas, se adueña de la calle. Es cuestión de constancia y de concienciación, pero las autoridades no pueden seguir mirando más hacia otro lado, aun a riesgo de tratarse de una medida impopular. Persigan el incivismo, la falta de respeto y el mal gusto y quizás no sea necesario tanto aforamiento sin control.

EL ENCAJE PERFECTO PARA LA RESURRECCIÓN

Un éxito de todos: de la hermandad, del Consejo y del Ayuntamiento de Sevilla. Aislando los desagradables incidentes de la Madrugá, la triunfal procesión de la hermandad de la Resurrección en su nuevo horario matinal es una de las noticias más sobresalientes de esta Semana Santa. Treinta y cinco años después de su primera salida procesional en 1982, la cofradía de Santa Marina ha salido del agujero, se ha despojado de viejos complejos y se ha hecho dueña de la mañana de Pascua. Los números no resisten la más mínima comparación: un 30% más de nazarenos y rozando el lleno de ocupación en las 18.000 sillas dispuestas por el Consejo a lo largo de la Carrera Oficial. La hermandad ya ha expresado su deseo de que estos asientos sigan siendo de acceso libre y gratuito durante los dos años de prueba que restan con este nuevo horario (Stop). La idea de vestir a la Virgen de Guadalupe de hebrea para el día de su salida procesional –iniciativa acogida con división de opiniones– empezó a gestarse entre la priostía de la hermandad de Las Aguas hace ahora un año. Para curarse en salud, se elevaron las oportunas consultas litúrgicas al canónigo Luis Rueda, que dio su beneplácito. El tiempo cuaresmal dura hasta el Miércoles Santo. Otra cosa es que la dolorosa hubiera salido a partir del Triduo Sacro (Stop). En el Consejo preocupan los 39 minutos de retraso con los que se cerró el Lunes Santo en la Puerta de los Palos. La Madrugá, pese a los incidentes, sólo se retrasó dos minutos.

PROTAGONISTAS

Joaquín Sainz de la Maza: Un debú difícil. A Sainz de la Maza le resultará difícil olvidar su primera Semana Santa como presidente del Consejo. Implicado al máximo en transmitir calma y serenidad, su gestión puede calificarse de excelente.

Marcelino Manzano: Un ejercicio de valentía. El delegado diocesano de Hermandades ha hecho un llamamiento a los creyentes para llenar las calles de nazarenos, de fe y de fieles la próxima Madrugá. Un ejercicio de valentía y de testimonio cristiano frente al pánico colectivo.

Miguel Ángel Pérez: Un hermano mayor visionario. Le ha costado varios años de trabajado en silencio conducir a su hermandad desde las tinieblas de la madrugada a la nueva luz de la Resurrección. La cofradía de Santa Marina se ha despojado de viejos complejos.

A PASO DE MUDÁ

1. El primer año de Los Negritos sin Antonio Santiago de capataz se saldó con 40 minutos de retraso en la entrada de la cofradía, según el Cecop. ¿Liberación del corsé?

2. Será el pregón de la alegría y la musicalidad. Miguel Andréu pregona esta noche, a partir de las 21.30 horas en la Catedral, el tiempo de las Glorias.

3. «¿Una nueva cofradía en la nómina del Sábado Santo? ¿Y para cuándo, dices? ¿Cuántos hermanos mayores son ya favorables a la incorporación?...».