El aire que soñaron los poetas

La inigualable estampa de la hermandad de San Bernardo en la Plaza de la Alianza volvió a congregar a los cofrades que buscan un recuerdo imborrable de cada Semana Santa

23 mar 2016 / 22:09 h - Actualizado: 23 mar 2016 / 23:53 h.
"Miércoles Santo","San Bernardo","Semana Santa 2016"
  • Un San Bernardo a reventar espera al Cristo de la Salud. / Fernando Ruso.
    Un San Bernardo a reventar espera al Cristo de la Salud. / Fernando Ruso.

La bóveda de la tarde ya llevaba el color de las túnicas de San Bernardo, pero aún no se había cerrado en la negrura de los antifaces. Dos brazos de una plaza con nombres de poetas recibían a la cofradía. Romero Murube bajaba la mano para ayudar al crucificado de la Salud a ascender por la alcazaba. Rodrigo Caro señalaba el camino del barrio: hacia el Este por donde había nacido el sol que ya era historia, ahogado por la noche.

En dos revirás suaves, trazadas por un compás invisible y silencioso, cruzaba el Señor la plaza siempre conquistada por el rumor de su fuente, salvo en las tardes de Miércoles Santo, cuando un fuego cruzado de saetas y miradas de penitentes libran una batalla por el pintoresco rincón del barrio de Santa Cruz. Es batalla sin cuartel, pero con Refugio sobre un altar de oro, en los ojos de la Virgen.

Caminaba la señorita, de vuelta a su templo en ese otro sitio que fue cuartel de un rey santo, transportada por el aire de los poetas. Versos callados sobre el pentagrama que en las paredes de cal y en los ladrillos de era de la torre de la guardia dibujaban los instrumentos de la Banda de Música de la Cruz Roja. Elegancia en los acordes que llenaban el alma. San Bernardo en Santa Cruz.