Guía cofrade: Carbón (260)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

31 oct 2017 / 23:18 h - Actualizado: 31 oct 2017 / 23:20 h.
"Cofradías","Guía cofrade"
  • Un incensario, una bolsa de incienso y pastillas de carbón. / El Correo
    Un incensario, una bolsa de incienso y pastillas de carbón. / El Correo

Los usamos normalmente en pastillas y nos manchan las manos pero son fundamentales para honrar los ritos sagrados y cofradieros, nuestras manifestaciones de fe y, en fin, el culto público con las imágenes procesionales. Son pequeños trozos de forma circular, que se vende en paquetes y que se gastan por decenas en las cofradías durante la Semana Santa. El carbón que utilizan nuestros incensarios no es la roca sedimentaria de color negro que se produce por la descomposición de vegetales, un recurso por cierto finito en la tierra. Es, más bien, un producto químico con base de carbón vegetal preparado para que mantenga la temperatura y el encendido en el tiempo al objeto de recibir sobre él la cantidad oportuna de incienso que, cuando entra en contacto con la pastilla, provoca la combustión que genera el humo y el olor que tanto agrada a quienes presencian el culto. El carbón es la pieza que se enciende en primer lugar para, con la ayuda de algo de viento (se suele soplar un rato), quedar prendido hasta su agotamiento.

El carbón que utilizan las cofradías es, por tanto, un preparado que tiene como objeto durar el mayor tiempo posible encendido para que el trabajo de los monaguillos que portan incensario y navetas se reduzca a «recargar» con una cucharilla el incienso necesario para que el humo no decaiga alrededor de las imágenes sagradas. El movimiento regular de quien porta el incensario hace las veces de túnel de viento lo cual favorece la actividad del encendido perenne del preparado en el interior de la pieza de orfebrería. El producto del que hablamos en este capítulo de la guía cofrade requiere del aire en movimiento, del oxígeno para seguir ardiendo y culminar así su labor.

Las piezas de carbón que se utilizan en las cofradías provocan, al contacto con la llama de fuego, un efecto chispeante que con el paso de los segundos concluye en el encendido definitivo de la pastilla. Ese estado en rojo permanece vivo durante un tiempo prudencialmente largo. Los carbones cofrades se sirven en paquetes cilíndricos que suelen contener entre diez y doce piezas por cada unidad. Se venden además en los puestos callejeros en los que se venden también distintos tipos de inciensos y de objetos o utensilios que hacen las veces de incensarios para los domicilios de los cofrades que usan este «aroma» durante todo el año.