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Salvador Dorado, en el centro en una convivencia con hermanos del Silencio. / Archivo Delgado-Roig
En el mundo de las cofradías, el término penitente puede definir a la persona que está realizando su estación de penitencia o bien al mítico y recordado capataz Salvador Dorado, conocido popularmente con el apodo de El Penitente.
Este capataz, nacido en la calle Galera en 1912 y fallecido el 3 de junio de 1991 ha sido siempre considerado como uno de los grandes capataces que ha dado la Semana Santa de Sevilla. Aunque no pertenecía a ninguna hermandad, ya salía como costalero a los 15 años. Concretamente fue en La Cena. Era la época de los profesionales. También salió en el Baratillo y en la O, pero el accidente que hubo en 1943 cuando chocó un tranvía con el palio en la calle Callao le marcó para siempre. Aunque la lesión que tuvo fue leve, decidió que ya no se pondría el costal nunca más.
Durante unos años estuvo como contraguía de Rafael Ariza El viejo hasta que más tarde formó su propia cuadrilla. Entre los trabajadores del muelle, donde él trabajaba, tenía una buena cantera de hombres para ir formándolos como buenos costaleros. Su primera hermandad como capataz fue la Trinidad, y de ahí llegó a sacar hasta once en una Semana Santa. En 1972 comenzó los primeros ensayos con hermanos costaleros en Los Estudiantes.
Durante la guerra civil fue uno de los que evitó que se quemara al Cristo del Cachorro. Con su fallecimiento en 1991, Sevilla perdió a uno de sus grandes maestros del martillo. ~