Guía Cofrade: Emoción (124)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

13 abr 2017 / 09:21 h - Actualizado: 13 abr 2017 / 09:21 h.
"Cofradías","Guía cofrade"
  • Un acólito de la Hermandad de la Amargura durante la estación de penitencia. / Manuel Gómez
    Un acólito de la Hermandad de la Amargura durante la estación de penitencia. / Manuel Gómez

En una guía de estas características no pueden faltar las definiciones de esas otras cosas que no se ven, que no se pueden tocar, pero que están presentes, se pueden sentir con claridad.

La emoción del cofrade tiene que ver con el silencio, con el recogimiento ante la imagen de Dios o de la Virgen. En un mundo en el que el ruido es el rey, la reflexión sosegada en compañía de la imagen que veneran se convierte en una especie de oasis cubierto por un manto de tradiciones que dibuja el camino con trazo fino y delicado.

Los que ven en las imágenes, que guardan y conservan las hermandades y cofradías, una obra de arte se emocionan. Los que ven en esas imágenes una representación cierta de Dios o de su madre se emocionan. Incluso los que no ven nada de eso se emocionan contagiados por la emoción de miles de personas que se dejan arrastrar por un sentimiento que ha ido venciendo al paso del tiempo o a los avances tecnológicos. Sea como sea las hermandades y cofradías han sido las transmisoras de parte de una creencia religiosa arraigada y duradera gracias a ellas.

La emoción es una parte más de cada paso. Es un manto que cubre la realidad para teñirla de verdad. No hay nada más cierto que lo que aglutina lo material y eso que no podemos tocar aunque sabemos que existe. El ser humano agarrado a lo material y solo a ello está condenado a perderse la mitad de la existencia, la mitad que contiene la verdad. La emoción es íntima, es eso que escondemos en forma de religiosidad, es lo que nos conmociona, es la tradición que nos regalaron nuestros mayores y queremos dejar en herencia a los hijos. La emoción en Semana Santa acompaña cada paso y va de la muerte a la alegría de la resurrección, a la alegría de tener esperanza.