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El palio de la Virgen del Carmen Doloroso lleva una imagen en miniatura de la Esperanza de Triana. / Manuel Gómez
En esta nueva entrega de la Guía Cofrade de El Correo de Andalucía ponemos la lupa en uno de los elementos ornamentales de los pasos procesionales. Sus reducidas dimensiones hacen que pasen desapercibidos para la inmensa mayoría, aunque quizás sea uno de los objetos más simbólicos y que concentra todo un universo de historias y sentimientos en apenas unos centímetros de altura. Nos referimos a las miniaturas o imágenes en miniatura que habitualmente se colocan en el frontal sobre la mesa del paso; y, en el caso de los palios, entre las dos partes en las que se divide la candelería que da luz a la imagen de la Virgen durante su salida procesional en estación de penitencia hasta el primer templo de la ciudad, la Catedral de Sevilla. Habitualmente se suele presentar cobijada por una capilla o templete, colocada tras el llamador del paso. Estos elementos suelen estar confeccionados en plata y, a veces, con rostros y manos ejecutados en marfil. Hay todo un mundo de figuras de este tipo, dignas de estar en los mejores museos del mundo. Representan una advocación, ya sea mariana, o de algún santo ligado a la hermandad. También están las miniaturas que aluden a la hermandad madrina, como se puede ver en los pasos de palio de la Virgen de las Mercedes de Santa Genoveva –con la miniatura de la Esperanza Macarena–, la del Rosario del Polígono de San Pablo –la del Santo Rosario macareno–, o la del Carmen Doloroso –con la reproducción de la Esperanza de Triana–. También están las que simbolizan las advocaciones letíficas de la cofradía, como puede ser la Virgen del Prado en el palio de la Paz o la miniatura de San Francisco de Asís a los pies de la dolorosa de la hermandad del Buen Fin.