Guía cofrade: Montpensier (103)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

17 mar 2017 / 08:38 h - Actualizado: 22 mar 2017 / 18:18 h.
  • El Palacio de San Telmo fue la residencia de los Montpensier en Sevilla. / Antonio Acedo
    El Palacio de San Telmo fue la residencia de los Montpensier en Sevilla. / Antonio Acedo

Antonio María Felipe y Luis de Orleans y María Luisa Fernanda de Borbón, ambos infantes de España y Duques de Montpensier, dieron infinidad de razones para hablar de ellos, desde que, según cuentan, don Antonio pudo instigar el asesinato del General Prim, a que tuvo el buen gusto de nacer en Francia para irse a morir donde lo hace el Guadalquivir, en Sanlúcar de Barrameda. Recordado en Sevilla por su legado, desde la escuela de mareantes convertida en Palacio de San Telmo para sostenimiento de la pequeña corte de los Montpensier al Costurero de la Reina donde la hija de los duques, cuenta la leyenda, tomaba el sol y cosía reservada del mundo por su enfermedad, si bien nada más lejos de la realidad ya que la reina murió años antes de su construcción. Gracias al legado de María Luisa tenemos en Sevilla el parque que lleva su nombre.

No se puede separar su vinculación a esta ciudad de su vinculación a la Semana Santa que es realmente la que más nos llama en esta página. Además de ser hermanos mayores honorarios de las cofradías de la Soledad de El Puerto de Santa María, donaron sayas y mantos a la Virgen del Carmen del exconvento de los Remedios, a la Virgen de la Salud de San Isidoro, a la Virgen de la Paz de Santa Cruz o a la Virgen de la O.

Sin embargo, el legado fundamental fue el resurgimiento de hermandades como Montserrat o la Carretería, en ambas corporaciones fueron recibidos como hermanos mayores honorarios, acompañando a ambas hermandades en sus desfiles procesionales. Hermandades como la Lanzada o las Cigarreras también sintieron el influjo que llegaba desde San Telmo a cada rincón de la Sevilla romántica. Otros de sus legados cofrades fue la idea de realizar una magna procesión con todos sus pasos cristíferos, algo que en 1850 daría lugar al nacimiento del Santo Entierro Magno y revitalizaría la hermandad del Santo Entierro.

En la religiosidad letífica también tuvieron su influencia ya que reedificaron la ermita de Valme y restauraron el pendón de San Fernando y construyeron el Palacio de Villamanrique de la Condesa, lugar de paso en la vuelta del camino para la hermandad del Rocío de Triana.