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Paso de la Piedad del Baratillo donde se puede ver el sudario colgado de la cruz. / Inma Flores
Si por sudario entedemos aquella pieza de tela que se pone sobre el rostro de los difuntos o en la que se envuelve un cadáver para enterrarlo, el santo sudario, para los católicos, es la sábana en la que envolvieron a Cristo al bajarlo de la cruz para llevarlo al sepulcro y donde quedó impresa su imagen una vez que resucitó al tercer día. En Semana Santa, se representa el sudario en los pasos de misterio que, iconográficamente, muestran el pasaje de la Piedad –la Virgen con el Hijo muerto en su regazo, como El Baratillo y Los Servitas– y la soledad de las dolorosas –San Buenaventura y San Lorenzo–. En todos esos casos, el sudario pende de la cruz en recuerdo del descendimiento de Cristo del madero por parte de los santos varones.
El sudario, cuyos extremos suelen caer de cada uno de los brazos del patibulum (travesaño más corto) roza el monte de flores, confiere una clásica estampa de la Semana Santa y proporciona un movimiento característico en cada chicotá o con el paso arriao cuando sopla una ligera brisa. Además, constituye un símbolo más del cristianismo (heráldicas, publicaciones...).
Suelen estar confeccionados en tela con algunos bordados o hechos de encajes. Eso sí, el blanco es su color. Sin embargo, el paso alegórico del Santo Entierro –La Canina– rompe esa norma con su ya clásico Mors Morten Superavit bordado sobre un sudario negro, aunque del otro brazo de la cruz pende uno de color blanco.
En Santa Marta lo vemos soportando el cuerpo inerte del Cristo de la Caridad en su traslado al sepulcro, de manos de Nicodemo y José de Arimatea. También en Los Negritos, pero en este caso, el sudario cuelga de una cruz portada por un nazareno, que es conocida como de las Toallas. En la próxima Semana Santa –como ya avanzó El Correo de Andalucía– el Santo Sudario volverá a procesionar en el cortejo del Buen Fin, que lo tiene como titular de la cofradía franciscana, recuperando así una antigua tradición que se perdió hace siglos.
De otro lado, la imagen del sudario en el madero también está asociada de forma inequívoca a las cruces de mayo y a los tradicionales pasitos que organizan niños y jóvenes de hermandades y colegios sevillanos.
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