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La Sacristía Mayor de la Catedral. /Javier Cuesta
Los 3,90 metros y 475 kilos de plata de la Custodia procesional del Corpus de la Catedral de Sevilla, labrada por Juan de Afe, se podrán contemplar en el futuro bajo la gran cúpula de la Sacristía Mayor de la Catedral de Sevilla. La Comisión Provincial de Patrimonio, dependiente de la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía, ha informado favorablemente sobre el proyecto de traslado y nueva ubicación de la mesa de jaspe de 2,90 por 1,50 metros que ocupa el centro de la Sacristía Mayor de la Catedral y que impide la adecuada contemplación de la Custodia, ahora desplazada en un lateral.
Esta mesa de piedra, según la investigación llevada a cabo en documentación histórica e iconográfica relativas a la Catedral, no formaba parte de la Sacristía Mayor ni del propio templo metropolitano, sino que procede del derribo del Convento de San Francisco como consecuencia de la desamortización llevada a cabo en el siglo XIX. Actualmente la Sacristía Mayor es un espacio que se dedica a la exposición de piezas patrimoniales de la Catedral, entre las cuales destaca la Custodia. El conjunto, siendo funcional, no deja de resultar poco afortunado como sala de exposiciones debido a que la ubicación central en el espacio de la mesa impide la adecuada contemplación de la Custodia, por lo que la Comisión de Patrimonio ha considerado que no existe inconveniente en autorizar el traslado de la mesa desde su posición actual, pues no perjudicará la percepción ni la valoración de este espacio.
El canónigo y delegado de Patrimonio de la Catedral, Francisco Ortiz, señala que la mesa apenas se desplazará unos metros de su ubicación actual y que «de aquí a septiembre» se podrá ya contemplar la Custodia de Arfe en su nueva ubicación «debajo de la gran cúpula».
La Magdalena
La Comisión de Patrimonio también ha informado favorablemente del proyecto de la parroquia de la Magdalena de realizar obras de reparación y conservación de los retablos del Cristo de las Fatigas y de la Virgen del Buen Consejo, ambos fechados en el siglo XVIII, así como de la talla del Sagrado Corazón, del siglo XX, que presentan un estado de conservación deficiente, mostrando a simple vista la degradación de sus materiales constructivos, alterando su correcta lectura estética y devocional, además de suponer un riesgo de pérdida de sus valores estéticos.