Semana Santa 2019

Jueves Santo de granizadas

Sólo la Quinta Angustia, El Valle y Pasión hacen estación después de un aciago arranque con lluvias fuertes y granizos que dejaron en sus templos a las cuatro primeras cofradías de la nómina

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
18 abr 2019 / 16:17 h - Actualizado: 19 abr 2019 / 16:52 h.
"Jueves Santo","Semana Santa 2019"
  • La Quinta Angustia este Jueves Santo. / Manuel Ojeda
    La Quinta Angustia este Jueves Santo. / Manuel Ojeda
  • El primer paso del Valle se dirige a la Carrera Oficial. / Manuel J. Fernández
    El primer paso del Valle se dirige a la Carrera Oficial. / Manuel J. Fernández
  • El primer paso del Valle se dirige a la Carrera Oficial. / Manuel J. Fernández
    El primer paso del Valle se dirige a la Carrera Oficial. / Manuel J. Fernández
  • La hermandad del Valle comienza su estación de penitencia. / Manuel J. Fernández
    La hermandad del Valle comienza su estación de penitencia. / Manuel J. Fernández

El Jueves Santo comenzó con mal pie y pasado por agua. La lluvia torrencial caída en toda la ciudad a primera hora de la tarde -con aparato eléctrico y granizos que dejaron impactantes imágenes y anegaron más de 50 calles- impidió la salida de las cuatro primeras cofradías (Los Negritos, La Exaltación, Las Cigarreras y Monte-Sión). No así la segunda parte de la nómina (Quinta Angustia, El Valle y Pasión) que pudo salvarse agarrándose a la tregua que concedió el cielo al atardecer. Se reconducía entonces en su tramo final un Jueves Santo invernal y casi a medias.

Mejora de la meteorología

Las primeras buenas noticias llegaban poco después de las ocho de la tarde. Meteorología había levantado ya el nivel amarillo y el riesgo de agua descendía notablemente. Todas las miradas estaban puestas en el 'prime time de las cofradías', como se le conoce a las tres últimas corporaciones del Jueves Santo, con salidas previstas para esa hora. En las puertas de sus templos el público se agolpaba con el pinganillo en la oreja y el teléfono móvil en la mano. ¿Se repetiría lo vivido en 2003, pero ahora también con Pasión? La respuesta no se hizo esperar. Después de pedir una demora de 30 minutos cada una, las hermandades del Valle, la Quinta Angustia y Pasión daban la única alegría de este Jueves Santo al comunicar que sí realizarían estación de penitencia a la Catedral.

Granizo en Nervión. Sevilla.

Posted by José Joaquín Solís Gómez Santos on Thursday, April 18, 2019

En cuestión de segundos se llenaron los pocos huecos que quedaban libres en las inmediaciones de la Anunciación. También en el palco improvisado de la escalinata de las Setas. El tiempo se templaba pese a tener los pies fríos, sobre todo si le tocaba esperar encima de un charco. No importaba. Las ganas de Jueves Santo podían con todo. "Tenemos buenos zapatos. Lo importante es que al final vamos a ver algo. Menos mal, porque vaya día. Estaba para quedarse en casa", explicaba un cofrade sevillano a unos amigos llegados desde Madrid para disfrutar de las procesiones.

Comienzo de la estación de penitencia

El sol ganaba presencia a ratos cuando los primeros nazarenos morados del Valle tomaban la calle Laraña. Casi a esa misma hora otra hilera morada, la de la Quinta Angustia, serpenteaba por la Magdalena y la Rioja tras los pasos de una cruz velada. Volvían las imágenes del Jueves Santo más clásico. También sus sonidos: los vencejos armonizaban el paso del misterio del Señor en su Descendimiento y la Virgen de la Quinta Angustia. Instante de inmensa belleza que propició este misterio. Tanto que hasta producía escalofríos en la bula. "Tenía que haber cogido el abrigo", susurraban entre el público, mientras que había quien recordaba los planes inmediatos de esta cofradía para recuperar la música perdida hace siglos. ¿Será este el último año en silencio?

Ya con el palquillo de la Campana montado y sorteando algún que otro charco en la calle central, el diputado de Cruz de Guía de la Quinta Angustia solicitaba a las 20.38 horas la primera venia del día. Las granizadas convirtieron a esta quinta cofradía de la nómina en la primera del día.

Un momento esperado

Siguiendo la línea recta que remonta la Campana hasta la Encarnación, se producía otro momento esperado. La banda del Maestro Tejera interpretaba la composición de Vicente Gómez Zarzuela a la salida de la Virgen del Valle. El tiempo se detenía ante su mirada de color incierto pero siempre conmovedora. También las nubes se relajaban, ya relegadas a unas simples boinas que asomaban por la cornisa del Aljarafe.

Otro suspiro del Jueves Santo -este año con menos mantillas por el mal tiempo- se escapaba en El Salvador. La plaza presentaba un lleno absoluto cuando el Nazareno de Martínez Montañes, con túnica lisa y monte de iris morados, se posaba lo alto de la rampa. Las luces de la tarde no quisieron perderse su semblante, tan humano y tan divino. "¡Es una maravilla. La imagen roza la perfección!", exclamaba una pareja de valencianos, Ana y Luis, que suelen venir cada año a la Semana Santa "llueve o ventee".

La noche propiciaba finalmente el encuentro con la Virgen de la Merced, acompañada de San Juan y, desde hace unos años, con la recuperación musical de la banda de la Oliva. Atrás quedaba una sobremesa de granizadas, truenos y diluvios en la ciudad. La luna, llena, comenzaba a recorrer el cielo de Sevilla de oriente a occidente para ocupar una posición central. La ciudad se preparaba para vivir su noche más hermosa.

Primera parte en blanco

El de 2019 será recordado seguramente por el Jueves Santo de las granizadas. En la calle Recaredo ni siquiera se agotaron los 40 minutos de prórroga que previamente se había solicitado al Consejo de Cofradías. Los partes meteorológicos eran contundentes. El alcalde de Los Negritos, Felipe Guerra, se dirigía a los hermanos a las 15.19 horas para explicar así la negativa: «Somos ejemplo de muchas hermandades. No podemos hacer la estación de penitencia mal, deprisa y con contratiempos». Sus palabras eran interrumpidas por los aplausos del cuerpo de nazarenos concentrado en la capilla mientras que el sol, caprichoso, se abría hueco entre las nubes y tomaba parte del patio colindante de la casa de hermandad.

Minutos después, a las 15.32 horas, en Los Remedios se imponía también la cordura, sobrepesando ese futuro casi inmediato de «lluvia intensa que estaba ya cayendo en Valencina, Dos Hermanas y Gines». Con la voz entrecortada por la emoción, el hermano mayor de Las Cigarreras, Claudio Espejo, comunicaba lo que de alguna manera ya se había asumido al principio de la tarde, pese al margen de 30 minutos que se había pedido: «Por desgracia, no sólo no mejora la tarde, sino que se prevé que empeore aún más. Existe un alto riesgo de que la lluvia que está cayendo en el Aljarafe, alcance pronto la ciudad... Apenas tenemos refugios en nuestro camino de ida. Temiéndolo mucho...(se emociona) tenemos que suspender la estación de penitencia». Un amargo trago que tuvo que afrontar este hermano mayor que se despedía del cargo.

Fue entonces cuando comenzó a llover con virulencia en Sevilla: tormentas, relámpagos y granizos... Las previsiones se quedaron cortas. Aun así, en el interior de Santa Catalina se mantenía la tranquilidad y se optaba por «agotar todos los plazos posibles» para intentar poner la cofradía en la calle. Sin embargo, las ilusiones se fueron desvaneciendo con un tormentazo que despobló todo el entorno de la iglesia y alfombró de granizos la calle Gerona, engalanada con colgaduras alusivas a la hermandad. La tarde se tornaba desapacible e invernal, invitando a quedarse en casa. Ir a los santos oficios quedaba entonces para los valientes.

Llovía nuevamente con fuerza. La decisión estaba clara. La corporación «de los caballos» informaba con tristeza de que no se salía. «Así es imposible. Lo hemos intentado pero el frente no sólo ha llegado a Sevilla sino que se ha crecido», confesaba el prioste de la hermandad, Raúl López, para añadir luego: «No ha podido ser. Era un año especial, por la vuelta a Santa Catalina después de 15 largos años. El año que viene si Dios quiere será».

Cundía el desánimo en la calle Feria pero no se había perdido del todo la esperanza. Se había retrasado en una hora la decisión con la intención de recortar el camino de ida a la Campana. A las 18.05 horas se cerraban los paraguas en la antigua plaza de los Carros. Parecía que quería levantar la tarde. Fue sólo un espejismo o las ganas de ver ya a alguna cofradía en la calle. En cuestión de unos minutos se conocería la determinación del cabildo de oficiales: Monte-Sión tampoco salía.

«Es una locura poner una cofradía en la calle. Sí, ahora tenemos un clarito pero luego vienen más borrascas, quizás no tan intensas como las de esta tarde, pero sí existe una inestabilidad importante. La dinámica es de claros y borrascas en rosario hasta las ocho de la tarde», explicaba a los micrófonos de ‘El Llamador’ de Canal Sur Radio José Antonio Andrade, consiliario de esta corporación, que manejó hasta tres partes meteorológicos distintos para contrastar bien la evolución de la jornada. La primera parte del Jueves Santo quedaba totalmente en blanco.