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Los carteles para evitar que los coches accedan y aparquen en el entorno del Arco de la Macarena se comenzaron a colocar esta mañana. / El Correo
Las obras de peatonalización del entorno del Arco de la Macarena tendrán algunas repercusiones en la vida diaria de la hermandad. Las obras, que darán comienzo la semana próxima, tienen una duración de unos seis meses, por lo que no estarían terminadas hasta comienzos de 2018. Esto no afectará a la estación de penitencia de la próxima Madrugá pero sí provocará sobre todo inconvenientes para los novios que tengan prevista su boda en la Basílica estos meses. Así lo explicó el hermano mayor de la Macarena, Manuel García, en la presentación de un proyecto «que llevamos años esperando». Si bien, la arquitecto responsable de los trabajos ha asegurado a García que se buscarán soluciones para que sea posible el acceso de los novios a la iglesia durante los fines de semana.
Pero sin duda el inconveniente más llamativo es el que se producirá en el mes de octubre. En concreto, el día 22, cuando está prevista la salida procesional de la Virgen del Rosario. Una procesión que desde que la hermandad se mudó desde San Gil se viene haciendo habitualmente desde la Basílica y que este año, debido a las obras, se verá modificada. «Tenemos este inconveniente pero quien quiere una cosa buena hay que sufrirla», dijo García, quien apuntó que de no poder hacerse desde la Basílica «saldremos desde San Gil». Si bien, al igual que en el caso de las bodas, Urbanismo tratará de buscar alternativas. Además, cabe resaltar que los trabajos comenzarán por la zona más cercana al Arco de manera que para esa fecha pueden haber concluido los trabajos que pudieran afectar a esta salida. Por el momento, la hermandad no ha comunicado el itinerario definitivo que seguirá este año la procesión.