Más que una peregrinación, una travesía desde Granada

Barcaza. Los peregrinos llegados desde la ciudad nazarí viven el paso por Coria como el gran momento en su camino a la aldea

31 may 2017 / 08:09 h - Actualizado: 31 may 2017 / 08:30 h.
"El Rocío en la provincia","El Rocío 2017"
  • Granada embarca para cruzar el Guadalquivir en Coria del Río. / El Correo TV
    Granada embarca para cruzar el Guadalquivir en Coria del Río. / El Correo TV

La barcaza de Coria multiplica estos días su actividad con la llegada de numerosas hermandades que tienen que cruzar el río en su camino hacia la aldea de El Rocío. Son tres los operarios que custodian una embarcación cuyo aforo no sobrepasa los 50 pasajeros. Sin embargo, esta semana resulta realmente complicado poder controlar cuántos suben a ella detrás de cada simpecado. Es el caso de la hermandad de Granada, que este lunes llegó a Coria ante la expectación de numeroso público, acompañada por unos 350 peregrinos que vienen haciendo trayecto desde el mediodía del pasado sábado, cuando tras la misa de romeros, iniciaron un largo camino hasta El Rocío.

La emoción de Ángel Fernández, hermano mayor de Granada, se palpaba en su rostro. Ansioso esperaba la llegada del Simpecado a la otra orilla del río. Como él, Macarena, también miembro de junta, o una emocionada Beli, que agarraba fuerte la barra de promesas que tiene la carreta en la parte trasera. «No pude venir el año pasado, pero este año no me lo podía perder. Me emociona mucho estar aquí», contó. El hermano mayor contaba las dificultades de un camino que se inicia pronto: «Es muy duro, nos pegamos seis meses preparando y otros seis esperando. Salimos el sábado, casi al mediodía, después de la misa de romeros. ¿Qué te voy a decir? Mira la cara de la gente y verás qué ilusión traen todos».

El consiliario de la hermandad se estrenaba en su peregrinación a la aldea almonteña. Se emociona solo con pensar lo que está a punto de vivir por vez primera: «Me han dicho que pasar por Coria y llegar al Ajolí son los dos momento más emocionantes. Es la primera vez que vengo y estoy sorprendido. El camino da para mucho y claro que se te acerca algún hermano para resolver cualquier problemilla. En estos caso la fe es la que nos ayuda a solucionarlo todo».

El desembarco en Coria vino precedido del generoso aplauso de un público que esperaba ansioso el paso de cuantas hermandades viven en su pueblo este momento único. No es para menos. Caía la tarde cuando llegó Granada y los últimos rayos de sol impactaban con fuerza en una carreta de plata que pisó tierra con firmeza para seguir su camino. Un camino largo que, según muchos de sus peregrinos, más que un inconveniente es una bendición, «hay quien no tiene la suerte de venir desde tan lejos. Aquí se aprovechan todos los momentos». Feliz camino, Granada.