San Esteban pone su «corazón» en llegar a la Anunciación

Una gran ovación, casi nacida de la incredulidad, siguió a las palabras del hermano mayor cuando anunció que «ante el Santísimo, por unanimidad y con corazón habían decidido salir»

22 mar 2016 / 19:48 h - Actualizado: 23 mar 2016 / 08:28 h.
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  • El misterio del Señor de la Salud y Buen Viaje de San Esteban entra en la Anunciación. / José Luis Montero
    El misterio del Señor de la Salud y Buen Viaje de San Esteban entra en la Anunciación. / José Luis Montero

«Con corazón e ilusión». El hermano mayor de San Esteban, Antonio Burgos, lo confesó ante sus hermanos. «Ante el Santísimo, por unanimidad y con corazón», habían decidido salir, media hora después de su horario oficial, los 30 minutos que habían pedido de margen al Consejo para iniciar una estación de penitencia en la que recuperaban un recorrido que les llevó a la Catedral por primera vez hace 90 años, pero en el que la lluvia se impuso y obligó a refugiar a los titulares en la iglesia de la Anunciación. Los nazarenos aguardaron en la calle Laraña hasta que se abrieron también las puertas de la Facultad de Bellas Artes para acogerlos.

Una gran ovación, casi nacida de la incredulidad, siguió a las palabras del hermano mayor. Los nazarenos que abarrotaban el templo y los que formaban en la calle Medinaceli o en la casa de Pilatos daban por perdido el Martes Santo cuando empezó a llover pero los partes que manejaban la junta de gobierno, aunque no descartan el riesgo de lluvia daba alas a la «ilusión». Así que con «corazón» tomaron la decisión pero «con cabeza» se echaban a la calle.

Las puertas se abrieron y la ovación llegó entonces desde la calle. Los primeros tramos ya estaban dispuestos tras la cruz de guía en el interior del templo. Alejandro, de 11 años, Ignacio, de siete, y Jaime, de 10, que iban en el segundo, estaban advertidos. Pero no les importaba la amenaza de lluvia, «al menos habremos salido», aseguraban con una sonrisa inmensa en sus rostros. Como ellos, otros 600 niños menores de 12 años forman en esta cofradía. Burgos, tanto en la primera alocución que dirigió a sus hermanos indicándoles que habían pedido una prórroga al Consejo como en la segunda y definitiva, se centró sobre todo en los pequeños.

Tras rezar por las víctimas de los atentados de Bruselas que habían causado 34 muertos y más de 70 heridos, «gente corriente que estaba haciendo la compra o en su trabajo», la cofradía se puso en marcha y los costaleros se dispusieron a lograr nuevamente el milagro (la salida del palio de la Virgen de los Desamparados por la ojiva de San Esteban) de cada Martes Santo. Pero ayer había tanta gente apostada en la puerta de San Esteban como en las calles que conformaban el nuevo recorrido: por Rodríguez Marín hacia San Leandro, con parada ante la puerta donde las madres agustinas cantaron a los dos titulares.

Pese a que chispeaba, la cofradía siguió avanzando, entre nubes y claros, hasta que un gran aguacero descargó justo en la puerta de la Anunciación. En el templo de la hermandad del Valle se han refugiado. Se va a realizar el regreso a partir de las 20.15 h. con el mismo itinerario de ida. Se realizará un rezo antes de salir.