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Actualizado: 21 sep 2018 / 00:57 h.
  • Joaquín, mejor en la primera parte que en la segunda, intenta irse de un defensa del Olympiacos / Real Betis
    Joaquín, mejor en la primera parte que en la segunda, intenta irse de un defensa del Olympiacos / Real Betis

Un punto en el feudo del Olympiacos fue el botín que obtuvo el Betis en su reentrada en las competiciones europeas. En teoría, no es un mal premio. En la práctica, visto lo ocurrido en el Georgios Karaiskakis, la bondad del resultado admite más de un matiz. El equipo de Quique Setién fue bastante superior a su contrincante, controló la posesión hasta unos porcentajes abrumadores (69%-31%, 737 pases contra 252) e incluso disfrutó de veinte minutos en superioridad numérica, pero en el cómputo de ocasiones hubo más a favor del conjunto griego que del verdiblanco. De hecho, Joel Robles evitó no menos de tres goles de la escuadra de El Pireo.

Ni el bagaje continental del Olympiacos ni el ambientazo del Georgios Karaiskakis intimidaron al Betis, cuya puesta en escena en la reanudación de su historia europea estuvo repleta de personalidad y poderío. Además de la actuación del portero que es suplente en la Liga, esa fue sin duda la otra gran noticia de la noche. El Betis de Setién respetó su canon futbolístico también en la Liga Europa y el balón fue suyo desde el minuto uno. En el tramo inicial, además, lo movió con sentido, fluidez y ritmo. Javi García fue central, Guardado estuvo delante y Lo Celso y Joaquín escoltaron al mexicano. Tanto jugón en el césped, con una mención especial para Lo Celso, contribuyó a dibujar ese escenario inicial de absoluto dominio verdiblanco, que a punto estuvo de tener su correspondiente traducción en el marcador. Loren, solo ante el meta tras una asistencia de Joaquín, no llegó a rematar por culpa de Tsimikas.

Huelga decir que ese guion de un Betis dominante frente a un Olympiacos más defensivo se mantuvo durante todo el encuentro. Habla mucho y bien de la filosofía del Betis que su rival, pese a jugar delante de su hinchada, aceptó esa inferioridad técnica, aunque su montaje ofensivo, que poco o nada tenía que ver con el del Betis, fue igualmente respetable pese a su rusticidad. Frente a las posesiones largas y la paciencia, los balones en largo. Fruto de un voleón, de hecho, llegó su primera oportunidad ante un Joel Robles que resolvió como pudo el merodeo de Hassan. Lo Celso, el mejor de los suyos hasta el intermedio, replicó con un excelente zurdazo con excelentes intenciones pero desviado por muy poco. El argentino, muy participativo primero y casi desaparecido después, forzó el cambio de Bouchalakis, quitado por su entrenador porque la sensación era que sería expulsado antes o después.

Inmerso siempre en esa tónica de superioridad bética, el partido entró sin embargo en un amplio tramo en el que a los de Setién ya se los vio faltos de velocidad, verticalidad y, en consecuencia, peligro. Gianniotis apenas tuvo que intervenir en dos remates inofensivos de Sergio León. No como su homólogo bético, que tuvo una participación mucho más decisiva en un chut de Podence desde cerca tras un contragolpe que nació en una falta a Mandi; en el rechace, Hassan mandó la pelota fuera con todo a favor.

Joel Robles había sido decisivo en la primera parte y volvió a serlo en la segunda tapando el hueco a Fetfatzidis tras un pase de Podence entre los centrales a los cinco minutos de la reanudación. Fue su penúltima intervención. Antes de la última, una buena estirada para desviar un trallazo de Camara, su equipo también tuvo un par de opciones, como una carrera de Tello que estropeó Elabdellaoui la única vez que el Betis optó por el juego directo (pase de Guardado a la espalda de la zaga) y, sobre todo, una tan clara como frustrante a cargo de Sergio León, que robó el balón en una zona peligrosísima pero fue egoísta y eligió chutar cuando tenía a Loren solo delante del portero.

Obtuso ante la portería rival, el Betis acabó jugando demasiado lejos de ella. Hubo un par de motivos. Por un lado, la solidez defensiva del Olympiacos, conservador ya de por sí y con indisimulado descaro tras la justa expulsión de Tsimikas. Y por otro, el juego mortecino, excesivamente prudente y nada vertical de los verdiblancos. En vez de meter alguna marcha más, el grupo de Setién insistió en esa tendencia de dar mil pases sin que ninguno sea dentro o cerca del área. Lo poco que produjo el Betis, huérfano de líneas de pase para aproximarse a Gianniotis, apareció ya en el tiempo extra: una contra montada por Sanabria que Canales no culminó bien y un centro de Tello que no alcanzaron ni Loren ni Sanabria. Pero remates a portería en todo ese segundo tiempo, ninguno.

OLYMPIACOS FC: Gianniotis; Elabdellaoui, Meriah, Vukovic, Tsimikas; Camara, Bouchalakis (Natcho, m. 35); Fetfatzidis (Lazaros, m. 71), Fortounis, Podence (Torosidis, m. 80); y Hassan.

REAL BETIS: Joel Robles; Barragán, Mandi, Javi García, Sidnei, Tello; Lo Celso (Inui, m. 82), Guardado, Joaquín (Sanabria, m. 80); Sergio León (Canales, m. 71) y Loren.

Árbitro: Daniel Stefanski (Polonia). Expulsó al local Tsimikas por doble amarilla (31’ y 73’). Amonestó a Bouchalakis (21’), Canales (75’) e Inui (84’).

Incidencias: 1ª jornada en el Grupo F de la Liga Europa. Estadio Georgios Karaiskakis.