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Actualizado: 28 oct 2015 / 10:48 h.
  • Banega y Krychowiak celebran un gol juntos en la temporada pasada.
    Banega y Krychowiak celebran un gol juntos en la temporada pasada.

Todo hace indicar que, por distintas razones, el mes de enero que se le avecina al Sevilla será mucho más movido que en los últimos años. Ante esa tesitura, el club nervionense tiene claro que debe quitarse dos marrones de encima antes de la entrada de 2016: las renovaciones. El año 2015 ha sido intenso en este aspecto, con muchas ampliaciones de contrato, alguna que otra mejora y prolongaciones que costaron sudor e incluso dejaron alguna que otra secuela, como la del técnico Unai Emery. Pero quedan dos dentro de esa lista de jugadores importantes que la dirección deportiva tiene claro que no puede tardar en cerrar, las de Krychowiak y Banega.

Ambas están encaminadas, aunque ni mucho menos cerradas. En el caso del centrocampista polaco, el Diario AS desveló hace unos días que la intención del Sevilla es la de ampliarle la cláusula de rescisión a nada menos que 45 millones de euros. La propuesta, además de ese incremento de su precio de cara al mercado –actualmente es de 30 kilos–, lleva aparejada la ampliación de la vinculación contractual hasta 2019, con la posibilidad de otro año más en el aire. Y, por supuesto, un notable crecimiento en los emolumentos a percibir por el futbolista. En el Sevilla entienden que el rendimiento de Krychowiak ha sido incluso superior al esperado y que la promesa que en su día se le hizo al polaco –acerca de mejorarle ostensiblemente el sueldo si jugaba bien, igual que en su momento hizo con Carlos Bacca– debe hacerla realidad. Además, le conviene, puesto que de aceptar el futbolista las condiciones expuestas por el Sevilla a su representante, la cláusula de rescisión del nuevo contrato quedaría fijada en unos 45 millones que reforzarían la posición del club hispalense en una hipotética negociación para su venta. No sería de extrañar que esta se produzca el próximo verano, dado el rendimiento de Krychowiak en la Liga y en la Champions y el cartel tan elevado que tiene en países como Inglaterra.

En el caso de Banega, las negociaciones marchan algo más lentas aunque no se trata de una negociación con tantas aristas como la de Krychowiak. El argentino llegó en 2014 al Sevilla con una cotización en decadencia –el jugador meditaba incluso retornar a su país definitivamente– que ahora en Nervión ha revalorizado hasta su máximo. Firmó por dos temporadas, por lo que terminaría su vinculación en esta, aunque existe una cláusula de prórroga automática por una campaña más si el futbolista juega un determinado número de partidos. Dado el carácter fundamental de Banega en el Sevilla no hay temor: su contrato realmente acabará en 2017. No obstante, el Sevilla confía en cerrar la renovación del argentino por dos campañas más sin esperar a que se llegue a esa extensión automática. El contrato de Banega se realizó bajo ciertas dudas acerca de su rendimiento, puesto que venía de probar suerte en Newell’s Old Boys, cedido por el Valencia. La insistencia de Emery en que podía recuperar el mejor nivel del jugador –tal y como ya hiciera en el Valencia–, convenció a Monchi para ficharlo, pagando el Sevilla 2,5 millones, un precio que a la larga se ha tornado en más que barato. Banega, como vaticinó Unai, ha recuperado su esplendor, ha regresado a la selección argentina y es el cerebro insustituible de un Sevilla exitoso.

En los dos casos la intención del Sevilla es que las renovaciones queden selladas antes de final de año. Krychowiak ya conoce por dónde se mueve el Sevilla y el límite al que puede llegar, le toca mover ficha. Mientras que la ampliación de Banega se cuece a fuego lento.

SIETE RENOVACIONES EN NUEVES MESES

La actividad ha sido frenética en la dirección deportiva sevillista en los últimos meses. Lo tenía claro el club nervionense: atar a las piezas fundamentales de un proyecto que cosechaba éxitos. Por el despacho del presidente Castro pasaron Carriço, Iborra, Vitolo, Reyes, Beto, el propio Emery, después de unas negociaciones tensas con la dirección sevillista, y hasta Monchi, que amplió su contrato hasta 2020.

Dentro del capítulo de renovaciones, el caso del canterano Juan Muñoz es especial. El prometedor delantero no acepta las condiciones que le ofreciera el Sevilla –tres temporadas–, en una situación que no muchos entienden dentro del club nervionense. Muñoz acaba contrato esta temporada y ni juega en el Sevilla Atlético ni lo hace en la primera plantilla, con la que sólo disputó unos minutos en la visita del Sevilla a la Juventus en la Champions.