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Actualizado: 17 oct 2017 / 22:39 h.
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  • ¡Buenos días!

Parecía que no iba a llegar nunca y, por fin, nos empezamos a creer esto del otoño. Había niños en este mundo con meses de vida que no conocían la lluvia y ayer pudieron sentir el olor a tierra húmeda y oír algún que otro trueno. Por las calles, inmediatamente, los típicos atascos de las primeras lluvias desesperaban a conductores que salían del trabajo, recogían a sus hijos del colegio o simplemente transitaban por la ciudad camino a cualquier parte. Hay que recordar a todos los conductores que el efecto aquaplaning está presente estos días donde la calzada y los neumáticos no agarran lo suficiente, por favor tened mucha precaución, que paso lista diaria. En tierras Gallegas rezan al cielo por esta milagrosa lluvia que ha ayudado a extinguir el devastador incendio que asolaba Vigo. En los pantanos las ranas pudieron llenar un poco más las cantimploras. Y es que el refranero español es sabio y cierto, es aquel que dice «que nunca llueve a gusto de todos». ¿A quién de pequeño no le ha apasionado meterse en los charcos? Oíamos llover por la noche y soñábamos con el momento del despertar. Tu madre sacaba del altillo aquellas botas azules con los filos amarillos de la marca Bombi, y con nuestro pantalón de pana metidos por dentro y nuestro chubasquero azul con tres rayas blancas en los brazos íbamos buscando los charcos más profundos, para comenzar un apasionante día de aventura donde el barro, las caídas y la ropa para zurcir nos aguardaba. Hazme un favor, sé feliz.