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Actualizado: 24 may 2017 / 19:05 h.
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Intentar captar la atención de nuevos clientes, mantener los consumidores habituales o mejorar la creatividad publicitaria, son algunas de las estrategias que siguen las empresas para incrementar sus beneficios. Pero, ¿resultan efectivas? La publicidad siempre ha sido capaz de conseguir un hueco en nuestro día a día a través del bombardeo de campañas publicitarias que lanzan, tanto por internet, por televisión o por las calles de las ciudades. Sin embargo, actualmente y debido a los avances tecnológicos, el consumidor dispone de tanta información que es más complicado captar su atención y lograr que compre el producto o servicio.

Para solucionar estas barreras existentes entre las compañías y los consumidores, a la hora de atraer el interés del consumidor, las empresas han centrado sus esfuerzos en las emociones de los clientes. Aunque cueste trabajo aceptarlo, las emociones juegan un papel muy importante hoy en día en la vida de los consumidores y por lo tanto influyen en la toma de decisiones de los mismos, ya que pueden llegar a generar vínculos más fuertes entre las marcas, los clientes y las compañías.

Las emociones, por regla general, permanecen más tiempo en nuestra memoria, por lo tanto, cuando una marca nos despierta sensaciones diferentes, la recordaremos a largo plazo y nos influirá a la hora de actuar.

Para tratar todo este tema de las emociones, muchas empresas están trabajando con la inteligencia artificial. Puede parecer contradictorio,pues algo tan privado como las emociones de las personas, están siendo gestionadas por la inteligencia artificial. Pero lo cierto es que, esta nueva estrategia ha conseguido mejores resultados que muchos de los proyectos publicitarios existentes.

¿Cómo es posible que esté dominando la inteligencia artificial?

La clave de la inteligencia artificial está en su manera de trabajar, analizar y cuestionar las emociones. Analiza la posición, el diseño, las imágenes incluidas y la estructura del mensaje, en definitiva, cómo reacciona el consumidor ante todos estos factores. Por ejemplo, en el caso de la publicidad a través del correo electrónico, la inteligencia artificial se centra en el tiempo que le dedica el consumidor al mensaje recibido, si le ha causado alguna sensación y si ha investigado el producto o servicio sugerido o si directamente no ha llegado abrirlo porque el asunto del mensaje no le ha provocado ningún interés. Toda esta información que ha extraído la máquina, permite que el próximo email sea más atractivo para el cliente y más satisfactorio para la compañía que lo envía.

En este escenario, cada vez más tecnológico, comprobamos que lo artificial puede ser también compatible con lo emocional.