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Actualizado: 28 sep 2016 / 22:28 h.
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Entendemos por volatilidad de un valor que cotiza en bolsa la mayor o menor exposición y margen de fluctuación comparado ante los cambios habituales del mercado, respecto a la diferencia sobre otro valor o índice similar de referencia. Este tipo de indicador es especialmente importante para aquellos inversores dedicados al corto o muy corto plazo (traders o inversores intradia, que cierran sus operaciones en el mismo día). La volatilidad, sin embargo, es un indicador de menos interés para los inversores de largo plazo.

La volatilidad es, por tanto, la medición de la mayor o menor exposición de riesgo en virtud de los cambios que se producen constantemente en los precios de los activos negociados en bolsa. Cuando en un título cotizado o índice bursátil se produce una subida o bajada superior a la media del sector, y ello en un periodo temporal muy corto, se considera que el mismo tiene una alta volatilidad.

Se debe recordar que la volatilidad en los precios puede verse como algo natural dentro de la mecánica de los mercados y su aceptación por parte del inversor es esencial para saber arriesgar en momentos determinados parte de su capital en su búsqueda de conseguir mayores beneficios.

La volatilidad puede generar diferencias de apreciación y valoración ante situaciones complejas en los mercados, lo que le puede llevar a cometer errores a la hora de operar debido a la falta de control emocional. Además, está influida por factores internos o externos que pueden ir desde variables económicas, financieras, políticas, bélicas o simple especulación interesada, lo que hace que sea difícilmente controlable.

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