Se fue el alma del cante grande

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
h - Actualizado: 30 jul 2016 / 09:36 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • Se fue el alma del cante grande

La última noticia que tuve de José Menese fue que lloró amargamente la muerte de Juan el Lebrijano, su compañero, su hermano. Nadie hacía sospechar, si acaso la familia y sus más allegados, que él sería el próximo de una racha maldita. Se ha muerto José Menese y casi no lo creemos, aunque era conocida su precaria salud. Otro grande que se nos va, otra figura gigantesca del arte del cante jondo, otro puntal del cante de verdad. Esto es una tragedia, una especie de maldición sin que sepamos por parte de quién o de quiénes. José Menese era un dios del cante grande, una de las pocas columnas que le quedaban. Parecía indestructible y acaba de partirse en mil pedazos, dejándonos huérfanos de una de las voces más impresionantes de la historia del flamenco, un eco gordo, sin adornos superfluos, que cantó como nadie la verdadera copla de queja, de dolor de un pueblo, el andaluz. No quiero ni pensar cómo habrá amanecido hoy La Puebla de Cazalla, su pueblo, donde siempre lo han adorado, con sus defectos y sus virtudes. Ha muerto José Menese y con él se nos va algo más que un cantaor: se nos ha ido el alma misma del cante, el pellizco que lo engendró y la pena negra que lo hizo grande.